CGT apura a la oposición con agenda propia antes del 7-M

RAID DIPLOMÁTICO DEL TRIUNVIRATO
La central obrera expondrá hoy al PJ y luego al resto de los partidos sus planes para pulsear con el Gobierno. Busca articulación multisectorial.

La CGT reeditará desde hoy su campaña para instalarse como principal factor de oposición al Gobierno nacional a través de una serie de encuentros multisectoriales. La agenda se pondrá en marcha esta tarde con la conducción nacional del Partido Justicialista y continuará en los días siguientes con intendentes, el Frente Renovador, el Comité Nacional de la UCR, la Iglesia Católica y grupos sociales. El raid de encuentros se hará como paso previo a la marcha del 7 de marzo al Ministerio de la Producción para protestar contra los despidos y la apertura de importaciones, que en la jefatura de la central obrera aclararon que «no tiene marcha atrás».

El plan del sindicalismo peronista, que ya había sido esbozado desde la reunificación de agosto pasado, es ambicioso y apunta a constituir la CGT como faro de referencia para la oposición, por encima de los partidos tradicionales y las agrupaciones piqueteras, y al mismo tiempo como paso obligado para el Gobierno en el trance de definición de su política económica. «Hoy el líder del movimiento obrero es la unidad de los trabajadores», resumió Carlos Acuña, miembro del triunvirato de la central.

La agenda había tenido un anticipo la semana pasada con un encuentro en la sede de Azopardo con pequeños y medianos empresarios referenciados en la Cgera. Hoy desde las 15 se hará la reunión en el PJ con la conducción partidaria, encabezada por José Luis Gioja. Durante la jornada también habrá una charla de dirigentes de la cúpula sindical con autoridades de la Iglesia Católica. Mañana será el turno de los intendentes nucleados en el denominado Grupo Esmeralda, que apunta a tomar distancia de su origen kirchnerista, y también con los referentes del Partido Socialista, que visitarán la CGT.

El miércoles, en tanto, se hará un encuentro del triunvirato con los líderes del Frente Renovador, al que de hecho pertenecen Héctor Daer y Acuña, dos de los integrantes del trío de jefes. Mientras que el jueves el triunvirato visitará el Comité Nacional del radicalismo. Incluso está prevista una reunión con el PRO aunque su titular, Humberto Schiavone, se excusó de realizarla esta semana porque participará de la comitiva europea que acompaña a Mauricio Macri.

En los encuentros estará fuera de discusión la realización de la marcha del 7 de marzo. «No tiene vuelta atrás», le dijo Daer anoche a este diario. En cambio, será una suerte de puesta en conocimiento a los partidos y agrupaciones de los planes de la central como para no dejar lugar a dudas de su aspiración de ser el articulador entre el Gobierno y el resto de los sectores. A partir de la eventual reacción de Macri a lo que prevén será una masiva movilización sindical, la CGT resolverá el próximo paso: la eventual convocatoria al paro nacional hacia fines de marzo.

Ayer Acuña dio por sentado que ambas protestas se concretarán: «El paro y la movilización se van a cumplir», le dijo a Radio Con Vos el líder del gremio de estaciones de servicio. «Vamos derecho a una recesión y no veo al Gobierno cambiando de rumbo», amplió el gremialista. De paso, anticipó que la CGT no aceptará la pauta salarial del Gobierno, por debajo del 20% para todo el año. En ese punto, Acuña auguró que los reclamos serán «del 20% de aumento pero por seis meses» para luego revisarlos en función del comportamiento de la inflación.

Más allá de las declaraciones de Acuña la huelga nacional quedará en el plano de la amenaza a la espera de una reacción del Ejecutivo. En este punto difieren las lecturas dentro de la CGT: mientras dirigentes de peso admiten que sólo pueden pedirle correcciones a los funcionarios para evitar los efectos más perjudiciales de medidas como la apertura indiscriminada de las importaciones, otros alegan que el Gobierno debe practicar un golpe de timón para garantizarse la paz social de la central obrera. Se trata de una tensión habitual entre «negociadores y combativos» que la CGT espera resolver puertas adentro, sin mayores estridencias públicas, y recién luego de la marcha al Ministerio de la Producción.

Fuente: ambito.com

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