El Gobierno buscará neutralizar la amenaza que representa Hugo Moyano para su proyecto de ley de reforma laboral. La mayor preocupación oficial está centrada en el armado sindical opositor que tiene como eje a Pablo Moyano y que prepara una movilización al Congreso en contra de la iniciativa. El ministro de Trabajo, Jorge Triaca, quedó a cargo de la estrategia para contener a los camioneros o eventualmente acorralarlos con medidas para perjudicar el gremio y habló en dos ocasiones en el lapso de una semana con el líder, que hasta anoche no había aceptado una tregua.
La crisis encontró a los funcionarios con la guardia baja luego de haber recibido la semana pasada un aval explícito de la conducción de la CGT para enviar al Senado el proyecto de modificación de la legislación laboral. Esa tranquilidad se vio alterada por dos factores: por un lado, la alianza que tejió el hijo de Moyano con el bancario Sergio Palazzo y las dos CTA para motorizar una protesta, y por otro ante ese escenario- la nueva exigencia del peronismo en la Cámara alta de contar en el recinto con la presencia de la central obrera para explicitar su aprobación al texto.
Esta condición chocó contra la ausencia generalizada de dirigentes del sindicalismo tradicional en la Argentina por encontrarse en Roma para participar de una convocatoria del papa Francisco. Dos de los triunviros, Héctor Daer y Juan Carlos Schmid, prometieron de todos modos concurrir el martes próximo al Senado junto con el único que se quedó en Buenos Aires, Carlos Acuña. El espacio de tiempo abierto hasta entonces les permitió a los disidentes alterar la agenda con el llamado a una marcha contra esa reforma y también la previsional.
En el Ejecutivo no dejan de rezongar contra el exsecretario general de la CGT y mandamás de los camioneros. Creen que tendrá que definir en el corto plazo si encarrilar el lazo o bien, aliarse con el kirchnerismo político y gremial. Alegan que estuvo al tanto de todas las alternativas de la negociación y, como contó Triaca por radio el fin de semana, tuvo a Hugo Antonio, uno de sus hijos, en el equipo de abogados de la central obrera con acceso a los borradores. El letrado replicó que nunca dio un aval explícito, lo que también dejó en una situación incómoda no sólo al resto de abogados sino sobre todo- a dirigentes históricamente alineados con Moyano como el triunviro Schmid, el cervecero Carlos Frigerio y Jorge Sola (empleados de aseguradoras), partícipes de las mesas de negociación política con Trabajo.
Ni siquiera en el entorno de Moyano están seguros de cuál es la estrategia. Los que más lo conocen aclaran que Pablo jamás haría nada en contra de los deseos de su padre pero al mismo tiempo reconocen que el jefe de la familia se muestra mucho más contemplativo con el Gobierno en las conversaciones cara a cara con los funcionarios. Triaca, de hecho, mantuvo con el dirigente dos charlas en el período que pasó entre el último aval técnico al proyecto, la semana pasada, y este martes, cuando el texto definitivo ingresó al Senado.
Según pudo saber este diario, en ninguna de las ocasiones Moyano le hizo saber de un interés por romper su vínculo con la administración de Mauricio Macri. Hacerlo hubiese sido demasiado temerario para un gremialista acostumbrado a negociar con lo más alto del poder: de su relación con el Gobierno depende el destino de más de 7 mil camioneros empleados de la empresa postal OCA, sumergida en una crisis varias veces expuesta como terminal.
Cerca de Triaca refrescan ese factor como mensaje al sindicalista de la inconveniencia de no amordazar a su hijo mayor. Y exhiben otros elementos a mano para una eventual campaña de hostigamiento en caso de avanzar la protesta con un Moyano al frente. Entre ellos los más habituales para la cartera laboral en su relación con un gremio, como la homologación de sus acuerdos salariales, la mayor o menor velocidad para ejecutar la distribución de fondos a la obra social o la mirada más o menos aguda sobre sus posibles irregularidades administrativas. Y, aunque no mencionan el mayor fantasma que recorre la CGT, como son las causas abiertas contra dirigentes en la Justicia federal, en el Ejecutivo saben que cuentan con aliados estratégicos entre los magistrados del fuero.
Fuente: ambito.com