El creciente déficit fiscal obliga al equipo económico a buscar con urgencia fondos. Ofrece tasas altas a financistas que se suman a esa especulación. Venden dólares, invierten en pesos y ganan una tasa elevada.
El déficit fiscal creciente y la convocatoria a inversores extranjeros sumarse a una bicicleta financiera atractiva explican el resultado de la colocación en el mercado local de dos bonos en pesos por un total de 76.387 millones de pesos, a tasa fija, a 7 y 10 años. Este último papel reunió 53.620 millones a una tasa fija del 15,5 por ciento anual, y los 22.767 millones restantes a 16,0 por ciento.
Este tipo de operaciones financieras en la plaza local es sorprendente teniendo en cuenta la traumática historia de deuda argentina, con los acontecimientos más reciente de default, renegociación con fuerte quita y conflicto con fondos buitre. Pero este negocio para los financistas tiene su lógica especulativa. Quienes apostaron a esos bonos estiman que la inflación futura (en el corto plazo) estará por debajo de esa tasa, a la vez que evalúan que la devaluación de la moneda tampoco la superará. De todos modos, se sabe que los inversores en esos papeles no van a esperar a que no se cumplan esa previsiones, y en caso de inestabilidad de precios o de perturbaciones cambiarias se retirarán en manada.
Una señal en ese sentido para aprovechar una renta atractiva medida en moneda dura fue la participación de inversores extranjeros en la suscripción de esos bonos. Según dejaron trascender desde el Palacio de Hacienda, unos 3800 millones de dólares ingresaron a la plaza local para comprar esos papeles en pesos. Brasil es una oportuna referencia para este tipo de operaciones, que acumula así pagos crecientes de intereses en el presupuesto nacional.
La bicicleta se denomina “currency carry trade”: es la estrategia financiera con la que un inversor vende dólares, moneda que devenga una tasa de interés muy baja, y utiliza esos fondos para comprar activos en otra moneda (pesos) que ofrece una tasa de interés más alta. Esa operación se mantiene mientras pueden acumular ese diferencial de tasas. Sin importar si el bono es a 7 o 10 años, realizará la ganancia en el momento que evalúe que sea el momento de huir. Este es el negocio que el equipo económico dejó en bandeja a los especuladores con la emisión de esta deuda en pesos.
La urgencia por captar recursos del mercado, ya sea en pesos o en dólares, entregando una renta fabulosa a los financistas en comparación con la deuda que emiten otros países en la región, se origina en el creciente déficit fiscal. La recesión económica que se prolonga deteriora los ingresos públicos, y con esta emisión millonaria en pesos en el gobierno dicen que esperan cubrir al menos la mitad del desequilibrio de las cuentas públicas del último trimestre del año.
Fuente: pagina12.com.ar