La semana pasada fueron anunciados algunos cambios en diversas delegaciones municipales: Lisandro Arrigoni es el nuevo delegado de Sesquicentenario, Nicolás Diaz Bender asumió en Altos, y Néstor Ibarra en Ingeniero White. Allí en la localidad portuaria se llevó a cabo además una reunión entre instituciones whitenses, el flamante delegado y el intendente Federico Susbielles.
Una de las participantes fue Amanda Fernández, prosecretaria de la Biblioteca Mariano Moreno de Ingeniero White, aseguró que «fue una jornada en la que nos despedimos de la delegada anterior y le dimos la bienvenida al nuevo delegado, mientras que también hablamos de las inquietudes y de las necesidades de la localidad y de las instituciones en el plano más urgente. Conozco al nuevo delegado de forma personal, la mayoría de la gente de White lo conocemos a Néstor. Estas reuniones son siempre muy positivas porque nos vemos entre nosotros, entre las instituciones, y buscamos la forma de darnos una mano. Participaron el delegado, el intendente y gente del Consorcio de Gestión del Puerto».
Le agradezco a Néstor que haya aceptado esta responsabilidad.
Especialista en desarrollo ferroviario, fue presidente de los Bomberos Voluntarios y tiene una larga trayectoria en distintas instituciones y agrupaciones vecinales whitenses.
Confío plenamente en su capacidad. pic.twitter.com/yd5TaVQFO1
— Federico Susbielles (@fsusbielles) April 30, 2025
¿Sobre qué reclamos en particular se habló en la reunión? La dirigente marcó que «lo más urgente tiene que ver el mantenimiento de los desagües y las bocas de tormenta, que en muchos casos estaban sucios y no permitieron que el agua se evacúe con velocidad. Más allá de eso, también hablamos del tema de la limpieza, algo que nos preocupa a todos. Esas fueron las temáticas principales, además de las necesidades de las instituciones individuales, que todas tenemos más allá de la inundación».
En términos concretos de la situación de la biblioteca, Fernández detalló que «las instalaciones están bien porque la biblioteca está alta en relación a la calle, por lo que no sufrió grandes problemas, más allá de que siempre hay cosas para arreglar porque el edificio tiene más de 30 años. Nuestras pérdidas tienen más que ver con aquellos libros que quedaron en las casas de los usuarios, muchos de los cuales se arruinaron por la inundación. Hicimos un relevamiento y estamos viendo la forma de poder recuperar esos títulos».