Hablamos con Alejandra Torreta, entrenadora de Karate del Club, una disciplina que a pesar de las restricciones ha crecido en gran número. «Nos ha sorprendido gratamente el hecho de que la gente se quiera volcar a actividades distintas. Es un arte totalmente individual, hay muchos chicos y adultos. Mucha gente que ha vuelto después de años de no entrenar. Empece el año pasado con clases por zoom, comenzamos con 30 y terminamos con 70 alumnos», contó Alejandra.
Luego de un 2020 con actividades mediante plataformas virtuales, de a poco en este año se volvió a la nueva normalidad. «Fue muy bienvenida la presencialidad. Se extrañaba el hecho de vernos. El hecho de mantener la presencialidad es muy importante para nosotros en la práctica», explicó. Pero con la cantidad de contagios y el crecimiento de infectados en los últimos días en la ciudad, se decidió volver a fase 3. Con ello, modificar los planes. «Tenemos que modificar el tamaño de los grupos, agregar más horarios. Los padres nos apoyan mucho. Los alumnos e llamaban y querían practicar. Yo me arme un lugar de practica en el living, ambiente lo mas que pude», indicó Torreta.
En un año tan atípico, pensar en lo competitivo es algo que queda absolutamente en segundo plano. A pesar del contexto, la disciplina creció y buscar seguir afianzando a sus alumnos. «Seguir sumando alumnos es el objetivo. Se ha sumado mucha gente. Tratar de quienes vienen con la ilusión de aprender, puedan hacerlo y no tener que decirle nada a nadie. Les recomendaría que no tengan miedo de sumarse. Es el hecho de practicar algo distinto, nadie nace sabiendo. Hay que sacar el mito de que el karate tiene que ser desde chiquito», finalizó.