Alejandra Santucho, de HIJOS Bahía Blanca

El día de ayer se llevó adelante en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires un acto «homenaje a las víctimas del terrorismo en nuestro país». El mismo fue organizado por Victoria Villarruel, diputada nacional y candidata a vicepresidenta por La Libertad Avanza, fuerza política que se impuso en las elecciones primarias con el 29,86% de los votos. Distintas agrupaciones que luchan por la defensa de los derechos humanos denunciaron que, lejos de intentar dar conocimiento a estos casos, se trató de una actividad que tuvo como fin último reivindicar los crímenes de lesa humanidad efectuados por la última dictadora.

Así lo explicó Alejandra Santucho, referenta de HIJOS Bahía Blanca: «Esta actividad de ninguna manera se enmarcó en un homenaje a las víctimas, sino una reivindicación del genocidio y el terrorismo de Estado. Está bien que se hagan homenajes, pero esto se hizo en la Legislatura porteña, donde debe primar el respeto a la democracia. La legitimidad que se le da desde el Estado es lo más grave».

«Los delitos de lesa humanidad son los peores que se pueden cometer en el mundo, estamos hablando de gente que reivindica asesinatos, torturas, robos de bebés» Alejandra Santucho.

¿Por qué resulta indispensable repudiar las expresiones negacionistas en nuestra sociedad? La referenta de HIJOS aseguró que «todos los organismos de DDHH y nosotros como red nacional de HIJOS nos manifestamos y explicamos por qué no debía llevarse adelante allí un acto de esas características. El negacionismo es la última parte del genocidio, porque se estigmatiza y demoniza a las víctimas para luego negar lo sucedido. Para culminar el genocidio hay que negarlo, y así procurar la impunidad«.

Por último, Santucho afirmó «otra de las cuestiones que hay que poner en evidencia es que esto no es una opinión. Acá hay más de 320 sentencias a lo largo de todo el país, esto lo dice la Justicia. Cualquier fundamento de esas sentencias explica la historicidad del genocidio. Hoy es más sencillo ver un tik tok que una sentencia, y ahí hay una desigualdad a la hora de transmitir lo que estamos diciendo».

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