«Hasta la medianoche del próximo miércoles son y serán horas de mucha histeria», resumen desde el PRO para no desautorizar la decisión de Mauricio Macri, jugado hasta ahora por competir con candidatos propios y no cerrar una alianza con el Frente Renovador que encabeza Sergio Massa. La frase de suspenso pertenece a un ministro del gobierno porteño. Con ese tono asume la disciplina partidaria que le reclama su jefe. Pero a la vez intenta reflejar el nivel de tensión que rodea al macrismo en medio de las señales, cada vez más insistentes, que envía alrededor de Massa para forzar el cierre de una «gran alianza opositora» antes del 10 de junio, la fecha prevista por la ley electoral como el último «plazo para la constitución de alianzas» que disputarán voluntades en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) del 9 de agosto, el paso previo a las presidenciales del domingo 25 de octubre.
Según consignó Tiempo Argentino, desde hoy quedan tres días hasta el plazo para inscripción de alianzas. También restan 13 para el registro de los respectivos candidatos. Los tiempos se acortan y todo parece precipitarse, pero la oposición todavía no logra articular una estrategia común que impida el escenario que el renunciante precandidato Francisco De Narváez describió como «Cristina imbatible», en referencia a un hecho que considera seguro: una victoria del kirchnerismo si la oposición no cierra una alianza común para frenarlo. La caracterización que el «Colorado» le atribuyó ayer al macrismo no es nueva. A los ojos del empresario de origen colombiano, que hace dos días resignó su candidatura para impulsar un acuerdo entre macristas y massistas, «el gobierno se prepara para impulsar a la presidenta como candidata a gobernadora de la provincia de Buenos Aires.»
ACEPTAME O TE ACUSO. El vaticinio fue sostenido por «El Colorado» como un acicate. La agitación busca que su socio Sergio Massa no quede afuera de la polarización que podría ocurrir en las presidenciales de octubre entre la candidatura del alcalde porteño Macri y el precandidato del Frente para la Victoria que se imponga a principios de agosto entre el gobernador Daniel Scioli y el ministro de Transporte Florencio Randazzo. «En el gobierno nacional, si Macri y Massa se unen, estarían pensando que Cristina tendría que ser candidata en la provincia por el potencial que esta unión puede tener», remarcó ayer De Narváez para explicar por qué bajó su candidatura a gobernador. Dos semanas antes, sin resignar su cargo, había dicho lo mismo en un reportaje televisivo de medianoche, mientras uno de sus colaboradores sostenía en voz baja una queja que les quitaba el sueño: «Si es cierto que Scioli mide para presidente 36 puntos en provincia, entonces ‘estos’ ganan en primera vuelta y estamos haciendo todo esto al pedo», confió la fuente. Dos semanas después los mismos protagonistas ahora se agarran la cabeza mientras confirman las estimaciones con amargura. Sin embargo, la advertencia comunicada por De Narváez como un nuevo «baño de humildad», tendría corta vida. Si entre este domingo y el martes no hay cambios en el PRO, Massa podría resignar sus posibilidades y reconfigurar sus ambiciones dentro de un abanico de cinco opciones (ver aparte). Si lo hace, y las presiones no tienen éxito, el ex intendente de Tigre podría acompañar su paso al costado con una devolución de gentilezas y acusar a los cuatro vientos que el kirchnerismo va a ganar por culpa de Macri, que no quiso firmar «una gran alianza opositora». Una parte de esa estrategia la blanqueó ayer De Narváez cuando contó un diálogo con el consultor ecuatoriano Jaime Duran Barba. «Fue muy claro y básicamente dijo dos cosas: Cristina es imbatible y la economía de bolsillo va a mejorar», le confesó el dueño del diario El Cronista a radio Mitre. «Por eso decidimos ir solos, puros, aún sabiendo que podemos perder; y preferimos perder puros, solos», le habría dicho el consultor al empresario.
Lole o nada
Después del congreso partidario que concretó el PRO este sábado en Mar del Plata los portazos son cada vez más sonoros para el Frente Renovador. En términos formales, contó un ministro PRO, no hablaron del tema, pero los pasillos ardieron con las especulaciones al respecto. La decisión del macrismo consistirá, hasta el cierre de esta edición, en registrar listas únicas con sus socios de la UCR y la CC (ver pág. 4) y candidatos propios. La única opción de un postulante a vicepresidente de origen extrapartidario que podía acompañar a Macri, dicen alrededor del alcalde porteño saliente, era el senador nacional Carlos Reutemann. El ex corredor y ex gobernador santafesino es otro de los socios del PRO que todavía insiste con el cierre de una «gran alianza opositora» con radicales y massistas. Esa opinión lo habría dejado fuera de juego desde el 26 de abril, cuando las PASO porteñas definieron la interna del PRO y fortalecieron a Macri con la victoria de Horacio Rodríguez Larreta sobre Gabriela Michetti. Desde el día posterior el PRO siembra suspensos sobre el posible candidato a vice que podría acompañar a Macri. «Iba a ser Reutemann hasta que insistió con el acuerdo con massistas y radicales», asegura un funcionario que responde al ministro de Gobierno Emilio Monzó, autor de ese acercamiento y de la inclusión de Elisa Carrió dentro de la misma troika. Ahora esa compañía de fórmula podría volver estar en manos del secretario de Gobierno Marcos Peña o de la derrotada Michetti. Luego de perder en la ciudad, la mujer iba a partir de vacaciones a Estambul para alejarse de los dolores políticos. Pero un llamado de Macri la hizo cambiar de idea. «No te vayas lejos porque podría haber alguna definición importante durante tu ausencia», le habría dicho el alcalde. En respuesta, la senadora cambió su destino por un breve descanso en Chile y este sábado afrontó un poderoso reto cuando se animó a decir que la candidatura del vice «se definiría en los próximos días».
El nombre que jugará el PRO para completar la candidatura presidencial de Macri sigue siendo un enigma. «No tenemos necesidad de arriesgar nada hasta que sea necesario, pero si Massa sale a culparnos de todo esta semana por no cerrar con él, podríamos acelerar esa definición con el anuncio del vice», explicaron desde el gobierno porteño. Por fuera de esa lectura, el PRO buscará «arrancarle todo al massismo pero sin Massa, porque Sergio ya no vale nada, no está en carrera y él lo sabe», analizan con vehemencia en el PRO.
Provincia: el premio mayor
El juego de imposiciones de macristas sobre massistas aparenta una dimensión nacional, pero, en rigor, se circunscribe al territorio bonaerense, el único lugar donde el Frente Renovador todavía tiene alguna influencia para intentar una alianza opositora nacional. «El acuerdo con el FR es inviable e innecesario. Muchos dicen que Massa no se baja ni a palos, ¿pero quién va a ser su candidato a gobernador?», chicanean en forma de pregunta desde el macrismo, mientras ponen en duda que todos los votos que abandonen al FR vayan a parar al peronismo. «Si los intendentes vienen al PRO el voto viene para acá, porque ellos tienen votos propios, pero tampoco es cierto que el 70% de los votos massistas irán a manos de Scioli», se defienden cerca la vicejefa de Gobierno y candidata a gobernadora bonaerense del macrismo María Eugenia Vidal. Ayer el candidato a vicejefe porteño y senador nacional Diego Santilli fue el encargado de confirmarla. «La definición es clara y contundente: nuestra candidata en la provincia es Vidal», dijo y opinió que «este tipo de presiones no tienen sentido», en referencia a De Narváez. En el poroteo bonaerense del PRO, el intendente del massismo que aceptará negociar luego de apagar la luz es Joaquín De la Torre (San Miguel). «Ya nos dijo que aceptaría pasarse al PRO luego de que Massa se baje porque nunca lo va a dejar en banda», confesó, en referencia al único mandatario comunal que se resiste a la estrategia del PRO. «Si uno escucha lo que declara uno y lo que declara el otro, da la impresión que canta un oído sordo», analizó ayer Reutemann y, consultado sobre Massa, imaginó que en este momento «debe estar con una batalla personal interna muy fuerte». Parte de ese combate in pectore ya estaría perdido. «Sergio tiene que devolvernos los gestos del 2013: hace dos años Mauricio resignó todo en provincia, sólo puso algunos pocos candidatos y jugamos todo a su favor, ahora le toca a Massa devolver el gesto y le está costando más de lo aceptable», dijo anoche a este diario un ministro que hace dos años atrás fue testigo de ese intercambio de favores. El tiempo parece agotarse, pero la novela electoral de estos días ha vuelto a permitir que la provincia de Buenos Aires vuelva recuperar el sitial que tuvo durante décadas, cuando todos aludían al mayor distrito electoral del país como «la madre de todas las batallas». Un territorio donde el massismo juega a no diluirse, el macrismo busca consolidarse y el kirchnerismo apuesta al factor sorpresa, una incógnita que ahora es alimentada por influyentes adversarios como el renunciante De Narváez.
Fuente: Infonews