La primera vez que estuvo en la Argentina, el sociólogo David Goldblatt se preguntó por qué en los manuales de historia no se hablaba de fútbol. «Ninguna historia del mundo moderno está completa si no tiene en cuenta al fútbol», dijo. Hace 12 años, Goldblatt publicó The ball is round (La pelota es redonda), un libro donde aborda la historia global del deporte. En The game of our lives (El juego de nuestras vidas), su última publicación, pone el foco en el fútbol inglés. Y ahora –por eso su visita– trabaja sobre el fútbol sudamericano.
Historiador, hincha del Tottenham Hotspur que dirige Mauricio Pochettino, y residente en Bristol, Goldblatt publicó en 2015 el Manifiesto para un fútbol mejor. «El fútbol –escribió– es un lugar raro y precioso. Parte de nuestra cultura común, una herencia fabulosa de más de 100 años de juego, un repositorio de identidades poderosas y solidaridades, un complejo juego de rituales colectivos y conversaciones públicas en un mundo profundamente individualista, atomizado y dividido, un lugar en el que nos mezclamos socialmente, que trata de nosotros, no de yo». Y agregó: «Por supuesto que alguien tiene que pagar el show. Pero no a través del celebratorio relato neoliberal». De algún modo, Goldblatt traslada esas mismas palabras al fútbol argentino. «El gobierno va hacia una dirección de privatizaciones –le dice a Tiempo–, pero si hay una lección para aprender de Inglaterra y la Premier League, es que eso no puede ser saludable».
–¿Por qué te interesa el fútbol argentino?
–Si te gusta el fútbol, tiene que interesarte el fútbol argentino. A pesar de una liga pobre, con problemas de dinero y con jugadores en el exterior, la gran mayoría de los mejores futbolistas del mundo son argentinos. Y si te interesa el fútbol como fenómeno social y político, entonces seguro Argentina va a ser mucho más interesante que otros países, porque creo que desde hace 100 años esos fenómenos están directamente relacionados más que en ningún lugar del mundo.
–¿Fútbol para Todos es el ejemplo más reciente?
–El Fútbol para Todos fue un fenómeno único de cómo un gobierno en una sociedad democrática puede entrar en el negocio de los derechos de TV y socializar ese derecho hasta hacer que se pueda reclamar que la televisación del fútbol sea un derecho. Se puede escuchar en Argentina que se habla sobre el derecho a la propiedad, el derecho a la salud y el derecho al fútbol. Que este tipo de argumentos pueda ser parte de una discusión es interesante.
–¿Y para vos el fútbol es un derecho?
–No creo que sea un derecho, no al menos el acceso gratuito al fútbol comercial. Si lo fuese, creo que hay otros derechos básicos necesarios para atacar antes y luego sí podríamos hablar del fútbol. Pero lo que diría es que el modelo neoliberal en el fútbol ha llevado a un exceso de los que tenían los derechos de transmisión, tal como aquí ocurría con Clarín, donde tenías que ver dibujos de los goles porque no liberaban las imágenes. Debe haber un equilibro entre el comercio y el derecho al acceso. Es un problema cuando un deporte depende enteramente del pay per view y no hay otra manera para verlo.
–Ahora las transmisiones volverán a ser privadas.
–Cuando asumió Mauricio Macri el tema comenzó a tratarse en la prensa inglesa y estadounidense, su origen como presidente de Boca, la idea de que el Fútbol para Todos debía cambiar y que los clubes de fútbol debían ser un negocio privado. Eso abrió mis ojos. Quise ver cómo impactaban en el fútbol estos grandes cambios políticos en Latinoamérica después de una década de gobiernos populares.
–¿Cuál es tu opinión acerca de que los clubes sean convertidos en sociedades anónimas?
–La idea de que los clubes puedan ser privados o tener a empresas como dueñas es un gran error; es un error moral y es un error político. Porque, ¿dónde está el club de fútbol? ¿En el estadio? El club siempre va a ser parte de una memoria colectiva, es un capital cultural colectivo.
–En la Premier mandan los magnates, ¿por eso escribiste el Manifiesto?
–Intenté llegar a la conciencia de los hinchas, de que el hincha sienta la necesidad de armar una campaña a favor de la idea de que el club sea de los hinchas. Se ha perdido parte de la mística del fútbol inglés. En la Premier ya no hay tribuna, ya no se ve el partido parado. El fútbol no es acerca de yo, sino de nosotros. Creo que en Inglaterra hay un profundo deseo por el pasado colectivo, la solidaridad del pasado. Si bien nadie quiere volver a la violencia del pasado, a estadios oliendo a pis, sabemos que cuando nos deshicimos del pasado, nos deshicimos de lo malo pero también de cosas buenas, y eso es una verdad respecto del fútbol pero también respecto de la sociedad inglesa.
–Entre todo eso, ¿qué es el fútbol hoy en el mundo?
–Bueno, habría que pensar que, más allá de la crisis económica, pareciera que el fútbol no está siendo afectado. Ha cambiado mucho en los últimos años. La economía global está explotando en nuestra cara. A pesar de eso, pareciera que el fútbol no está siendo afectado, que sigue ahí, como los banqueros que siguen allá viviendo con sus muchas ganancias a pesar de que la gente sigue ahí abajo padeciendo.
Fuente: tiempoar.com.ar