NUEVA ALIANZA ENTRE SINDICATOS MARGINA A AERONAVEGANTES, SUBSIDIARIO DE MOYANO.
Reunión clave de dirigentes para acordar resistencia a política aerocomercial oficial.
Los sindicatos aeronáuticos conformaron un bloque uniforme con el propósito de frenar eventuales cambios regulatorios en la actividad y el ingreso indiscriminado de las low cost que promociona el Gobierno. Se trata de un movimiento novedoso y que complicará los planes de la administración de Mauricio Macri, que descontaba una alianza implícita en el sector a instancias de uno de sus gremios, el de aeronavegantes, a su vez subsidiario de Hugo Moyano.
La alianza se concretó dos semanas atrás con el protagonismo de los pilotos de APLA y los técnicos de APTA, los sindicatos más estratégicos en la actividad aerocomercial. Los artífices fueron los respectivos líderes de esas organizaciones, Pablo Biró y Ricardo Cirielli, a quienes se sumaron los pilotos de Austral, agrupados en Uala, el gremio del personal jerárquico, Upsa, y el de los empleados de los mostradores de las compañías, AAA. Al margen del entendimiento quedó el secretario general de los aeronavegantes (AAA), Juan Pablo Brey, un dirigente auspiciado por Facundo Moyano.
Un asado dos viernes atrás en la sede de APTA, en Ciudadela, convocó al dueño de casa, Cirielli, a Biró, a Rubén Fernández (UPSA), a Genaro Trucco (UALA) y a Edgardo Llano (APA). Según pudo establecer este diario entre los concurrentes, hubo un consenso generalizado en el diagnóstico: el Gobierno intentará en el sector aeronáutico replicar la estrategia que utilizó, hasta ahora con éxito, con la CGT, de eludir la conducción formal y ensayar acuerdos sectoriales como hizo con los petroleros en Vaca Muerta, la construcción y las terminales automotrices.
«Los funcionarios saben que es más fácil comerse un salamín en fetas que entero», sintetizó uno de los presentes. La respuesta a ese razonamiento es que los gremialistas avanzarán en bloque para impedir cualquier desregulación en el sector que el Gobierno pudiese explorar con el alegado propósito de facilitar la llegada de nuevas compañías aéreas, en particular las «low cost» o de bajo costo. Creen los dirigentes que detrás de ese objetivo el Ejecutivo estudiará modificaciones en los protocolos de seguridad aérea y en las condiciones de trabajo de los empleados.
Uno de los ejemplos que se mencionó en el asado fue la instalación de un «hub» (punto de conexión y distribución de vuelos) en Córdoba para Aerolíneas Argentinas, aunque en realidad los gremialistas sospechan que fue montado a medida de Latam y COPA y en desmedro de la línea de bandera. El nombre que se repite en cada sindicato como eje de las previsiones es el de Guillermo Dietrich, ministro de Transporte y responsable de la eyección de Isela Costantini de la presidencia de Aerolíneas.
Pero lo novedoso de la alianza entre sindicalistas es el apartamiento del gremio de aeronavegantes. De hecho, para la coordinación de acciones existe un sello que involucra a la mayoría de los gremios del sector, la FAPA, que fue reeditada años atrás para la negociación conjunta de las paritarias. Al menos hasta el año pasado, cuando el cierre tempranero de la discusión salarial de la AAA, a cargo de Brey, quebró la confianza interna.
De hecho, en aquella negociación la AAA se jactó de haber cerrado una suba nominal de sueldos de 35% que representaba en torno al 42% de bolsillo. El resto de los gremios lo tomaron como un desafío de Dietrich y Brey (que actúa linealmente con los Moyano, aliados implícitos de Macri) y en los hechos terminaron por elevar ese piso para sus propias discusiones, que terminaron con subas de 44 y hasta 47 por ciento. Por caso, la semana pasada APLA obtuvo un adicional de U$S400 mensuales para los pilotos de Airbus A340 que reconoció la propia gerencia de Operaciones de Aerolíneas, entre otros beneficios extra.
Para el Gobierno es un elemento de preocupación el entendimiento, sobre todo entre los dos pesos pesados de la actividad, Biró y Cirielli. El líder de los mecánicos aéreos, a diferencia del resto de los sindicalistas, es sinuoso, difícil de encasillar políticamente y renuente a este tipo de acuerdos. Pero, al igual que el referente de los pilotos, tiene capacidad por sí solo de paralizar la actividad. En el mismo entendimiento figura un gremio paralelo de aeronavegantes, ATCPEA y una porción de los controladores, divididos en varios sindicatos.
Fuente: ambito.com