Desde su propuesta, la Coordinadora de Hinchas alumbra una idea revolucionaria, contracultural. El espacio inaugurado el 29 de noviembre asoma como una invitación novedosa incluso a escala mundial. En la presentación en el Bauen, el hotel recuperado por los trabajadores elegido para el lanzamiento, el sociólogo y docente Pablo Alabarces, uno de los cuatro panelistas, comentó la existencia de una experiencia similar en Inglaterra, donde algunos hinchas se asocian para hacer un contrapeso en el manejo arbitrario de los horarios, la televisación y hasta los precios de las camisetas. “Queremos que haya un espacio que defienda los intereses del hincha, una especie de gremio. Lo que está faltando es la voz de los hinchas más allá del club y la camiseta. Vayamos a discutir colectivamente y participemos desde este lugar”, cuenta Hernán Aisenberg, periodista e integrante de Boca es Pueblo, una de las cuatro agrupaciones que le dieron forma a la Coordinadora.
La idea fue reunir las voluntades dispersas en diferentes clubes. Los integrantes de cuatro agrupaciones –Unión por Atlanta, 10 de diciembre de Gimnasia, La 15 agosto de Argentinos y Boca es Pueblo– comprendieron que era hora de juntarse. De saltar un poco más allá de los límites de cada club y, además, de crear una estructura política que lograra organizar a todos. Hoy ya hay representantes de más de 15 equipos de las cinco categorías debatiendo políticas y reclamos colectivos. “La bandera que nos reunió fue poner un freno y combatir el avance de la Sociedades Anónimas Deportivas (SAD)”, dice Aisenberg. «Por la participación real de los y las hinchas en clubes», «No a las Sociedades Anónimas Deportivas», «No al monopolio televisivo privado con injerencia en el fútbol» y «No a la corrupción en la AFA» fueron las consignas fundacionales.
La imagen con la que terminó la presentación oficial en el Bauen agrupó distintos colores: aparecieron –entremezcladas, abrazadas, codo a codo– las camisetas de Atlanta, Argentinos, Independiente, Boca, Banfield, Newell’s, Rosario Central, River y Gimnasia. “Nos reunió un compromiso político alrededor del proyecto que queremos armar”, repasa Aisenberg. “Es una contención para los hinchas y las agrupaciones de los clubes. Acá pueden obtener ayuda, pueden ser escuchados y les podemos trasmitir nuestra experiencia”, señala Kevin Libsfraint, también integrante del incipiente espacio. “En esta situación en particular, creemos que si cae uno van a seguir cayendo varios. Es lo que buscan. Tenemos que defender a todos”, agrega quien, a los 23 años, ocupa un lugar como vocal por la minoría en la Comisión Directiva de Argentinos.
El rechazo a las Sociedades Anónimas, el incansable modelo alentado por Mauricio Macri, logró acelerar los tiempos. Fue la bandera detrás de la que se encolumnaron. Aunque no la única. Para los hinchas hay otros reclamos que hoy incluso están postergados. O silenciados. “La mayor preocupación es el avance de las SAD. Podríamos estar hablando de la vuelta de los visitantes o de la federalización del fútbol para que cada club valga un voto. Pero todo indica que las SAD terminan con los clubes tal como los conocemos”, advierte Aisenberg acerca del proyecto que hasta ahora el gobierno no pudo terminar de ejecutar. Libsfraint ejemplifica ese peligro: “Las inferiores de muchos clubes son para tener a 300 pibes del barrio jugando al fútbol. Más allá de que a veces suceda, no buscan un crack sino sacar a los chicos de la calle”.
La creación de la Superliga, la AFA intervenida desde Balcarce 50 y los desfalcos dirigenciales aparecen en la orden del día de las reuniones cotidianas que mantiene la Coordinadora en los distintos clubes que la integran. También se reúnen en el Bauen, un lugar con el que se sienten en sintonía. “No es una casualidad que nos veamos ahí: ellos tienen mucho para enseñarnos. Sabíamos que estaban en conflicto y quisimos formar parte. Creemos que ayuda y también nos ayudan a nosotros. Es un modelo interesante el cooperativismo como para intentar practicar en los clubes”, analiza Aisenberg y lanza al aire otra propuesta que rompe con el molde. Acaso ahí se sintetiza el sentido de la agrupación: poner en debate aquello que parece establecido. “Parece romántico o utópico pero nosotros entendemos que esto es un negocio y tendremos que convivir. Pero hay que entender hasta dónde. Si se pone en juego la propia estructura que le da de comer, ¿en cuántos años se termina el negocio y quién queda tirado en el medio? Quedan los jugadores, los hinchas, los entrenadores, y los empresarios se van forrados de guita”, agrega Aisenberg. Y abre otra discusión. Kevin la sigue: “El fútbol es mucho más que once jugadores. Son los colores, las historias de amigos, juntarse en el barrio antes del partido. Los clubes de diferentes camisetas tenemos que convivir”.
De entrada, la Coordinadora salió a jugar en un terreno en el que tuvo que desmalezar algunos prejuicios y otros cuestionamientos. Les dijeron, por caso, que era un émulo de Hinchadas Unidas Argentina, la agrupación conformada por los barras antes del inicio del Mundial 2010 en Sudáfrica. “Demostramos que queremos a nuestros clubes, que somos socios y que participamos”, remarca Libsfraint. También les dijeron que querían meter la política en el fútbol, como si no se tratara de un espacio más de poder y discusión. La Coordinadora no lo niega: tienen una mirada, una visión y una postura del deporte. Y buscan debatirla. “Ellos persiguen su política: que nadie los moleste mientras hacen lo que quieren. Nosotros decimos la política adentro porque es parte del patrimonio cultural del club que, a su vez, tiene una política social, cultural, barrial que excede una cancha de fútbol”, argumenta Aisenberg. Después de todo, defienden nada menos que el espíritu con el que nacieron los clubes: con la soberanía de los socios. “A eso se le contrapone un modelo de club empresarial que quiere ganar plata a costa de todo”, apunta Aisenberg.
El cambio es cultural. La Coordinadora también busca aplacar ese idea del aguante agitada por algunos medios. “Me gustaría –imagina Kevin– estar a dos cuadras de la cancha de Atlanta con la camiseta de Argentinos sin que nadie me dijera nada, porque en definitiva estamos defendiendo un mismo patrimonio cultural”.
La definición, al fin de cuentas, está dada por la identidad y el sentido de pernencia, resume Aisenberg. “Sin los hinchas, tarde o temprano el fútbol muere. No vamos a ir a ver a Allianz Boca o a LAN Argentinos Juniors”. «
Otra política de seguridad para las canchas de fútbol en Santa Fe: control a través de la cultura
En 2013, el Ministerio de Seguridad de la provincia de Santa Fe puso en marcha un plan para controlar la seguridad de los partidos de fútbol con una particularidad: que las soluciones a los problemas, a la larga, sean aportadas por los propios hinchas. El 19 de noviembre se realizó, entonces, el Primer Foro de Hinchas Organizados, con peñas, filiales y agrupaciones de Colón, Unión, Rosario Central, Newell’s y Atlético de Rafaela. «Hay tres formas de control: el represivo-policial, que es el más tradicional y hegemónico en la Argentina; a través de la vía del mercado, que transforma al hincha en un consumidor, como en Inglaterra; y el que decidimos llamar como nuevo paradigma, que trata de hacer un nuevo control a través de la cultura”, coinciden el comunicador social Juan Manuel Sodo y el sociólogo Santiago Uliana, quienes fueron convocados por la provincia para el proyecto. “La idea es que se pueda dar una forma de regulación a través de la participación. En el foro, los hinchas trabajaron tanto sobre sus acuerdos y consensos como sus propuestas para mejorar la experiencia de ir a la cancha. El compromiso que tenemos es hacer circular un documento colectivo con los resultados e impulsar las propuestas en el Estado”.
El nuevo paradigma de seguridad en el fútbol, marcan Sodo y Uliana, coincide con la aparición de la Coordinadora de Hinchas. “Estuvimos en el lanzamiento público en el Hotel Bauen. Festejo su existencia, que va bastante en la línea de lo que estamos proponiendo en Santa Fe. Si bien en un caso el aglutinante es la resistencia a la ley de Sociedades Anónimas Deportivas y en el otro caso el aglutinante es la construcción de una nueva seguridad y una nueva manera de vivir el ir a la cancha, en ambos casos se trata de experiencias colectivas, participativas, bastante inéditas y, por lo tanto, para seguirlas”, apunta Sodo. “Es un espacio político transversal a diferentes clubes para empezar a pensar la resistencia en un plano político y discursivo en estos tiempos de macrismo que traen la posibilidad de una arremetida de las sociedades anónimas contra las sociedades civiles sin fines de lucro”, agrega Uliana. El objetivo final es que los hinchas organizados comprendan que la rivalidad no es causal de violencia, sino una parte importante y constitutiva del juego. «Todo lo contrario –cierran– a lo que ha pensado durante años el Estado en la planificación de los operativos. Hay que fortalecer los espacios de los hinchas, no de los barrabravas”. «
Fuente: tiempoar.com.ar