El secretario de Políticas Sociales del Movimiento Evita y dirigente de CTEP, Gildo Onorato, fue uno de los participantes del III Encuentro Mundial de Organizaciones Populares que se realizó hace un mes en Roma por impulso y con participación del Papa Francisco. Pocas semanas después de aquel foro, que reunió a delegaciones de todo el mundo, la CTEP impuso en la agenda la necesidad de votar una serie de medidas extraordinarias para los trabajadores más excluidos. La disyuntiva de acordar y gestionar políticas sociales para ese sector con un gobierno que, con su programa económico, hace crecer la pobreza y la desindustrialización no tardó en abrir una fisura entre militantes que hasta el 10 de diciembre formaban parte del mismo espacio, el kirchnerismo. La controversia creció luego de que Horacio Verbitsky, en Página/12, pusiera el foco sobre una cláusula del acta-acuerdo firmada por la CTEP y los Ministerios de Trabajo y Desarrollo Social: en ese punto, las organizaciones se comprometen a no llevar adelante “situaciones conflictivas” siempre que el Estado cumpla con su parte del acuerdo.
–¿Cómo asumen la paradoja de que ustedes están acordando soluciones inmediatas para situaciones de urgencia que se están agravando producto del mismo Estado con el cual ustedes están acordando?
–Primero hay que reconocer que los sectores populares viven una situación de defensiva. Eso significa dos cosas: en los primeros meses del año la pelea principal estuvo dada por la continuidad de las políticas sociales que se habían implementado en los últimos años. A eso podríamos ubicarlo, arbitrariamente, por decirlo de alguna manera, hasta la movilización por San Cayetano: desde que asumió el gobierno y hasta esa movilización, nuestra pelea principal era por construir la continuidad de las políticas de los años anteriores. Desde San Cayetano en adelante, nos propusimos empezar a instalar la idea de la construcción y organización de un nuevo sujeto de la clase trabajadora, que son los descartados por el modelo. Eso implica empezar a buscar los caminos de unificación desde lo sectorial, para ir buscando algunas respuestas que vayan delineando los nuevos derechos a construir. En las etapas de defensiva o de resistencia, las pequeñas victorias generan capacidad organizativa, respuesta de acumulación y, principalmente, fortalecer la articulación popular para frenar el avance de las políticas del gobierno. Al mismo tiempo, esas pequeñas victorias nos permiten defender y darles un resguardo a los compañeros que más están sufriendo producto de las políticas económicas que han destruido la capacidad de consumo y producido mucho deterioro social.
–En el acta-acuerdo hay un capítulo que establece un compromiso a no realizar situaciones de conflictividad o de protesta. No queda muy claro el plazo…
–Dice los compromisos a cumplir por las dos partes. Si el compromiso de las políticas del gobierno no se garantizan… Habla del compromiso de las dos partes.
–El mismo acuerdo, en otra parte del acta, menciona la fecha del 31 de diciembre de 2019.
–En todos los acuerdos paritarios se pone eso.
–En general, los acuerdos paritarios de los sindicatos son por un año. Ese acuerdo sería, en caso de que haya cumplimiento por ambas partes, por todo el mandato de Cambiemos. O sea que, si ellos cumplen lo que prometieron, ¿las organizaciones de la CTEP no organizarían ni llevarían a cabo acciones directas de protesta por cuatro años?
–Eso tiene validez si el gobierno no continúa las políticas de profundización del ajuste. Vale tanto para la política del gobierno como para la política nuestra.
–En el acuerdo no se habla de la política de destrucción industrial, de la liberalización de las importaciones, de la suba de tarifas y caída del consumo y la demanda. Todo eso es lo que está produciendo el crecimiento del desempleo.
–Pero nosotros estamos abordando un problema de emergencia. No podemos discutir el modelo de país. Esta no es la respuesta ideal. Es la respuesta que nosotros encontramos para abordar la emergencia y hacer frente al deterioro. En definitiva, que se establezca ese piso de no conflictividad depende del gobierno, no de las organizaciones populares.
–¿El massismo está armando su pata social? ¿Ven a Massa como una figura emergente para la etapa que viene, a la que califican como «defensiva»?
–No creo que Massa sea hoy el emergente político que exprese la agenda popular. Como tampoco creo que sea Cristina. Ni Massa ni Cristina hoy asumen la agenda popular que se expresó el 24 de febrero, en el paro de ATE, el 29 de abril, en la movilización de las cinco centrales sindicales, la Marcha Federal, la marcha de San Cayetano y la última marcha de la CGT y los movimientos populares. Ni Massa ni Cristina hoy han demostrado la capacidad de expresar esa agenda en una política que unifique distintos sectores del campo popular para poder enfrentar y frenar el ajuste de Macri.
–¿Hay una política inteligente por parte de Cambiemos de elegir con quiénes negocia y con quiénes no, tanto a nivel sindical como de organizaciones territoriales?
–El gobierno tiene una estrategia que intenta llevar al movimiento popular hacia dos lugares. Uno es el colaboracionismo. Hacer parte, a todo un sector del movimiento popular, de las políticas de ajuste. Y el otro lugar al que el gobierno quiere llevar al movimiento popular es hacia un lugar testimonial, al lugar en el cual nos la pasamos movilizándonos por todo y no resolvimos ningún problema. Nosotros entendemos que esas dos posiciones, asumidas por distintos sectores de la política y por distintos sectores del movimiento popular, son funcionales claramente a la estrategia de Macri de fragmentar. Por el contrario, la política que está llevando adelante el espacio al que yo pertenezco, tanto en el plano político como en el sindical y social, tiene un sentido: en lo social y sindical, generar pelea, desarrollar conflictos y sentarse en la mesa de diálogo para resolver problemas. En lo político, eso tiene que expresarse en la construcción de una alternativa política. «
Fuente: tiempoar.com.ar