Un grupo de investigación conformado por más de 170 profesionales de 28 países, entre los que se destacan integrantes del Centro de Recursos Naturales Renovables de la Zona Semiárida (CERZOS, CONICET–UNS) elaboró un informe destacando las consecuencias de las sequías extremas. Entre otras conclusiones, advirtieron que «la intensidad y la duración de las sequías pueden ampliar significativamente las pérdidas en la productividad de los ecosistemas terrestres».
Alejandro Loydi, investigador del CONICET y director del CERZOS, expresó que «parece raro hablar de las sequías en un año como este, pero habitamos una región semiárida donde ocurren usualmente. Todos recordamos los dos años seguidos de las sequías del 2008-2010. Es algo que en nuestra región afecta particularmente, porque en el sudoeste de la Provincia de Buenos Aires la principal actividad económica es la ganadería, lo que hace aún más importante conocer qué pasa con las sequías y saber cómo prepararnos para las próximas. Lo más difícil que implica el estudio de las sequías es que es muy difícil de prever cuándo pasarán, cuánto durarán y como afectarán».
«Las sequías en esta región son normales, seguidas de años normales y otros mas húmedos. Es un ciclo, pero con el cambio climático pasamos de lo árido a lo húmedo más rápido, además de potenciarse su intensidad. El cambio climático aumenta la potencia y duración de ambos eventos» Alejandro Loydi.
En ese sentido, el investigador agregó que «los informes se redactan usando los datos históricos, estudiando cómo varían los niveles de precipitaciones, detectando eventos extremos y sequías. Que llueva hasta un 20% más o menos es algo normal en nuestra región, pero cuando nos pasamos de esos límites ya estamos hablando de sequías de diferentes intensidades. En el caso de este estudio, nuestro grupo manipuló en condiciones controladas simulando una sequía extrema, con una intensidad de las que ocurren cada 100 años».
Finalmente, Loydi marcó que «si bien no tiene sentido juzgar a la región en base a este año de precipitaciones inusuales, las proyecciones de cambio climático para la región proponen un aumento de la temperatura, así como también de las precipitaciones. Esto genera un proceso donde, si aumenta la temperatura, los ecosistemas necesitaran aún más agua, por lo que se acentúa la misma dinámica. Por ello es que esperamos que los eventos de sequías y humedad sean cada vez más extremos, alargándose y potenciándose. Los trabajos que encaramos son para intentar que la ganadería se haga sobre pastizales naturales, que nunca dejan descubierto el suelo y no se erosionan por el viento y la lluvia, evitando las consecuencias de una sequía como la del 2008-2010″.
