Continúa abierta la disputa entre los presidentes de Estados Unidos y Brasil, marcada por las idas y vueltas en cuanto a los aranceles comerciales que Trump aplica en el país Sudamerican0. A esto se suma el intento de intervención en la política interna del país estadounidense para con Brasil, con comunicados oficiales de la Embajada reclamando por la liberación del expresidente Bolsonaro, condenado a prisión domiciliaria la semana pasada.
Darío Pignotti, periodista corresponsal en Brasil de distintos medios como Página 12 y Le Monde Diplomatique, afirmó que «Brasilia no ha tenido descanso ni informativo, jurídico, político y diplomático hace ya mucho tiempo. Es una crisis que viene madurando, y hoy tiene al ex presidente Bolsonaro en prisión domiciliaria, con el Presidente estadounidense Trump como principal aliado internacional. Este apoyo se vio muy marcado cuando Bolsonaro apoyó la toma violenta del Capitolio y no reconoció al Gobierno ganador, y cuando sucedió algo similar en Brasil con la toma del Palacio del Planalto. Este es el estallido de una crisis que venía madurando, y llegó a un punto sin precedentes cuando Trump aumentó en un 50% las tarifas a Brasil, las más altas del mundo, incluso superiores a China».
«Los comunicados de la Embajada estadounidense en Brasil exigen que el proceso judicial contra Bolsonaro sea anulado, y que el expresidente reciba una amnistía. Es una tensión muy singular, porque la relación de Trump con el resto de los países se basa en aspectos económicos, pero en este caso solo se fundamenta en lo político y jurídico» Darío Pignotti.
¿Cómo repercute esta riña en la popularidad del Gobierno brasileño? El analista destacó que «ya sucedió en Canadá y Australia, por citar dos ejemplos, que el candidato que recibió la bendición de Trump fue derrotado. Falta mucho para los comicios de Brasil del año que viene, pero en general los candidatos de extrema derecha apoyados por Trump fueron derrotados. En Brasil, la popularidad de Lula venía retrocediendo desde julio de 2024, muy lejos de sus mediciones de 2006 y 2010 cuando llegó al 70% de aprobación. Hoy está cerca del 45% de aprobación, pero recuperó una tendencia al alza que había perdido durante el año pasado. Esto tiene que ver con las repercusiones de la decisión de Trump de colocar aranceles del 50% en Brasil, algo que puede derivar en la reducción de 700.000 puestos de trabajo».
Finalmente, Pignotti marcó que «Estados Unidos ve a Brasil como un país desequilibrante en América Latina, incomparable con otros países de la región por localización, PBI y superficie. Y la intervención queda de manifiesto con lo que sucedió en las elecciones brasileñas de 2022, donde posiblemente de no haber existido la decisión del Presidente Biden de reconocer el resultado la victoria de Lula, tal vez el golpe de Estado perpetrado por Bolsonaro en enero de 2023 hubiese sido victorioso. Esto demuestra que Brasil sigue siendo un socio privilegiado en la región. Estados Unidos no rompe con ese pacto, pero Trump apuesta a que cambie el signo político, anhelando que Bolsonaro sea beneficiado con una amnistía y pueda presentarse en 2026. No habrá que sorprenderse si, ante una victoria ajustada de Lula, Trump decida no reconocer el resultado«.