La Argentina negociará la semana próxima una «nueva» fuente de financiamiento para 2017: el Banco Mundial (BM). Será cuando llegue al país el lunes el secretario del Tesoro de EE.UU., Jack Lew, que, tal como adelantó este diario, se reunirá con el presidente Mauricio Macri y el ministro de Hacienda, Prat Gay, para, otra vez, sellar el buen momento de las relaciones bilaterales. Si bien la Argentina mantiene líneas de crédito abiertas con el organismo, desde los tiempos del kirchnerismo la entidad que maneja el norteamericano de origen coreano Jim Yong Kim éstas están disponibles de manera más que limitada. La idea del Gobierno argentino es pasar de los u$s1.000 millones actuales activados a una cifra más cercana a los u$s5.000 para el año próximo. Sería lo que en teoría le correspondería a la Argentina sólo por ser socio. Sin embargo, la falta de acuerdo con los holdouts y fondos buitre y el «voto no positivo» de los Estados Unidos y la mayoría de los países desarrollados para nuevos créditos por la falta de acuerdo en el CIADI hacían que la fuente de financiamiento estuviera vedada. Ahora se busca que los Estados Unidos habiliten al directorio de la entidad para que se abra a más créditos para el país.
A Lew se lo recibirá como una visita casi de Estado, ya que se sabe que es uno de los funcionarios más cercanos a Barack Obama, y quien tiene la llave para la virtual apertura de los créditos del BM para el país.
Lew llegará al país el domingo y permanecerá sólo un día. Viajará luego a Brasil, Colombia y México para tratar el «crecimiento compartido y la estabilidad económica», informó oficialmente ayer el Gobierno estadounidense. Estará una semana de viaje y luego volverá a Washington, donde es parte de la campaña para la llegada a la presidencia de Hillary Clinton. En Buenos Aires se encontrará con Macri, Prat Gay, el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, y mantendrá un encuentro con empresarios locales y representantes de compañías norteamericanas en el país. Será en la misma Embajada de los Estados Unidos, con Noah Mamet como anfitrión. Desde la Argentina se asegura que el diplomático fue uno de los organizadores de la llegada al país, y se habla en la embajada que el viaje tiene como prioridad estar en Buenos Aires y en Brasilia para, de alguna manera, bendecir la llegada de Michel Temer al poder.
El objetivo principal desde el Gobierno argentino es abrir al máximo la fuente de financiamiento del BM para el país. Una semana después de la visita de Lew, comenzará en Washington la reunión anual conjunta del FMI y el organismo que maneja Kim, donde el país quiere ser uno de los centros de atención por el «regreso» al mundo financiero internacional. Habrá encuentros directos de los enviados desde Buenos Aires (obviamente, Prat Gay y Sturzenegger) con la directora gerente del Fondo, Christine Lagarde, y con Kim. Para este último momento se quiere que Lew haya hecho su trabajo y la Argentina pueda negociar la ampliación al máximo posible, según su cuota de socio, para los créditos disponibles para el país. Como hasta enero pasado la «cota» estaba limitada por las presiones de EE.UU., el dinero disponible no superaba los u$s1.000 millones para este año. Sin embargo, desde la llegada del macrismo al poder se discute superar largamente ese dinero, y alcanzar el mínimo de u$s5.000 millones para el próximo ejercicio. Se sabe que EE.UU. es fundamental para la aprobación de estos créditos, ya que no sólo tiene la mayoría accionaria (16,56%), sino que su opinión pesa sobre otros socios, como Japón (9,17%), Alemania (4,58%), Francia (4,10%), Reino Unido (4,10%) y Canadá (2,94%). En los peores momentos de la relación con el kirchnerismo, sólo presionaban a favor de créditos para el país Rusia, Brasil, China y América Latina, que, en general, no podían sumar los votos necesarios para torcer los vetos de EE.UU. y los Estados europeos que querían sancionar al país por la falta de acuerdo con los acreedores y el pago a los privados dentro del CIADI, el tribunal de cuentas del propio BM.
Lew conoce muy bien la situación económica del país. Durante años siguió de cerca el largo juicio contra los fondos buitre; a veces avalando la posición de la Argentina y a veces apostando a favor de los acreedores y reclamando más velocidad en la solución del conflicto. Fue quien pidió, con poca vehemencia y sin éxito, a la Corte Suprema que intercediera a favor de la Argentina cuando la Corte Suprema debía decidir si tomaba o no el caso. Más cerca en el tiempo, entre diciembre pasado y febrero de este año, presionó directa y públicamente a los acreedores para que acepten la propuesta que llevó a Nueva York el secretario de Finanzas, Luis Caputo.
Fuente: ambito.com