La CGT dio ayer un paso completamente ajeno a su repertorio habitual: recibió a dirigentes de organizaciones sociales con los que acordó compartir una estrategia en defensa de los derechos del conjunto de los trabajadores. El encuentro se dio en un contexto de creciente malestar social por el ajuste y del cada vez más generalizado reclamo de convocatoria a un paro nacional y fue calificado de “histórico” por sus protagonistas. Sindicalistas y dirigentes sociales volverán a verse en el Encuentro de Movimientos Populares que se hará en la misma CGT el próximo 24 de septiembre, un día después de la reunión del Comité Central Confederal de la central sindical en la que ya se empieza a dar por hecho que se definirá algún tipo de acción contra el gobierno de Mauricio Macri.
La CGT le abrió las puertas de su sede de la calle Azopardo al Movimiento Evita, Barrios de Pie, la Corriente Clasista y Combativa (CCC) y la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP). Los dirigentes de esas organizaciones y los sindicalistas tuvieron que hacer memoria para determinar si era la primera vez que se concretaba allí un encuentro de esas características. “Siempre hubo contactos a nivel personal, pero nunca institucional”, fue la primera conclusión, pero algunos recordaron los lazos más formales que en los 90 se establecieron entre los movimientos sociales, la CTA y los gremios del MTA que comandaba el camionero Hugo Moyano. Los más memoriosos aseguraron que sí hubo una reunión similar cuando la CGT, al comando de Saúl Ubaldini, convocó a un paro nacional y a la recordada marcha del 30 de marzo de 1982 a Plaza de Mayo bajo la consigna “Paz, pan y trabajo”.
“Estamos en la casa de todos los trabajadores”, abrió la conferencia posterior al encuentro Héctor Daer, como un modo de remarcar lo que junto a Juan Carlos Schmid y Carlos Acuña se proponen desde la conducción cegetista: que la central sindical amplíe su representación e incluya a los trabajadores informales y desocupados. “La representación social debe pasar por la CGT. No hay diferencias entre los trabajadores que tuvimos la suerte de estar en la formalidad y los que sufren la injusticia de estar en la informalidad”, explicó Daer a Página/12.
Ese fue el espíritu que hubo puertas adentro del tradicional Salón Felipe Vallese, donde se desarrolló la reunión. Allí estuvieron, entre otros, Emilio Pérsico, del Evita; Juan Carlos Alderete, de la CCC; Daniel Menéndez, de Barrios de Pie; y Esteban Castro, de la CTEP. De la CGT participaron secretarios generales de 16 gremios. “Estuvo casi todo el Consejo Directivo”, destacaron en las organizaciones sociales, donde saben que los gremialistas nunca los quisieron demasiado.
Daer, como sus compañeros del triunvirato que conduce la CGT, calificaron de “histórica” la jornada. Para los referentes de los movimientos sociales no fue exagerado. “Es histórico que en la casa de los trabajadores piensen institucionalizar la relación con el sector de la economía popular, en el que están fuera de convenio el 40 por ciento de los trabajadores y son los que más están sufriendo las consecuencias de las políticas de este gobierno”, analizó Pérsico.
Al cabo de más de dos horas y media de charla, hubo unanimidad en la visión de que “la dinámica del capitalismo a nivel mundial llevó a que haya una amplia franja de trabajadores en la informalidad y que la CGT debe ser parte de la respuesta a ese problema”. También hubo coincidencia la necesidad de salir a refutar la idea que se pretende instalar acerca de que las protestas tienen la finalidad de desestabilizar al Gobierno. “Los trabajadores no somos desestabilizadores”, enfatizó Alderete y Castro completó la idea: “La clase trabajadora en su conjunto genera estabilidad. Por el contrario, la desestabilización se produce cuando se fragmenta a los trabajadores y el conflicto social no encuentra un cauce de representación.”
Los dirigentes sociales manifestaron, entre otras cosas, su preocupación por la falta de cobertura social de los trabajadores precarizados y hablaron de buscar la manera de que tengan alguna obra social. También pidieron apoyo concreto para el proyecto de ley de emergencia social que están impulsando en el Congreso para atender las necesidades del sector de la economía popular y que incluye otorgar a esos trabajadores un salario social complementario.
Los sindicalistas, por su parte, expusieron su inquietud por la pérdida de puestos de trabajo, el atraso de la paritaria, la entrada indiscriminada de productos del exterior y la posible flexibilización laboral.
Son los mismos planteos que la CGT le hizo al Gobierno y de los que espera alguna respuesta antes del próximo 23 de septiembre. “Nunca hemos descartado la acción de una medida de protesta frente a la situación”, dijo Schmid y agregó que ese día tomarán una decisión en función de las consultas que vayan recogiendo en reuniones como la de ayer. Más allá de mostrarse respetuosos de las decisiones y los tiempos de la CGT, los dirigentes de las organizaciones sociales transmitieron su deseo de confluir también en un plan de lucha. “Definición va a haber, no fecha”, les adelantó a propósito del Confederal un sindicalista que volverá a recibirlos en la sede de la calle Azopardo un día después de ese decisivo encuentro.
Fuente: pagina12.com.ar