Hace ya más de 30 años que estás cantando sobre un escenario y tu música no ha perdido contemporaneidad ¿Tiene que ver esto con que has abordado tus canciones desde una temática social? Hubo mucho revuelo en este país y vos seguís ahí bajo las luces…
No creo que lo social sea el foco de mis canciones sino que a veces se me escapan apuntes de la calle, de la política, de la historia, hasta alguna opinión. Creo que en los 90 hubo cosas muy políticas como El Deseo de Evita o Qué se Abra Buenos Aires, Los Bastardos, etc.
Que siga en los escenarios y estudios de grabación es voluntad, deseo… ¡y es increíble que de toda una cosa lúdica se haya armado un oficio y desarrollado una obra!
En este extraño 2016 que estamos viviendo venís de editar uno de los discos del año llamado Transformación ¿Es en cierto aspecto un regreso a las fuentes? Al escucharlo se percibe un aroma a los discos de Don Cornelio.
El sabor retro-vintage 70-80 de Transformación se gesta en Esto es Un Abrazo que contiene Madre Computadora, tema post-punk, o Ando Adelante. Al escuchar como sonaba la banda al apretar el acelerador me abre la cabeza hacia el poder eléctrico. Y de alguna manera el rock global del 2000 va para ese lado: ochentoso.
Por otro lado, Esto es Un Abrazo es del 2012, año del Dragón de Agua; la banda La Hermandad se forma en el 2011: Conejo de Metal. Y Don Cornelio y La Zona es de 1987, Conejo de Tierra. Patria o Muerte del ´88: Dragón de Tierra. O sea, hay un nexo astrológico entre los dos proyectos y cuando encaramos Esto es Un Abrazo sentí que se estaba cerrando un círculo que termina de cuajar con Transformación. Es realmente interesante para mi ver qué va a pasar con La Hermandad a nivel energético.
¿Cuál es tu mirada de la industria musical actual? Sos uno de los pocos músicos que han tenido apoyo (hablando de rock) para editar tu nuevo disco y, por supuesto, sin ceder en tu arte. ¿Qué cambió de décadas anteriores a hoy? ¿O sigue la misma gente dirigiendo los sellos y no se aggiornaron al presente?
Las discográficas argentinas sufrieron dos debacles: la causada por las nuevas formas de consumir productos musicales por la explosión de la web y la crisis Argentina 2001/2002. No volvieron a tener la fuerza de una Co en los 50, 60, 70, 80 o 90.
Las multinacionales reciben CEOs de otras empresas de la firma que por ahí no tiene nada que ver con la música o el arte. Algunos de los viejos empresarios están algo desgastados por la transa.
Hubo sí una explosión de sellos independientes y alternativos, microemprendimientos, medianos, etc.
Hoy por hoy podés grabar en tu casa y desde el mismo lugar subirlo a Internet y hacerlo circular. Lo bueno de tener el apoyo de nuestra compañia –que es S-Music- es contar con una producción más elaborada y profesional como la que diseñó Charlie Desidney para Transformación.
Una de las canciones de Transformación (El Conquistador) hace referencia a una figura clave de la izquierda, Liborio Justo. ¿Te considerás un historiador de nuestro país? ¿Sigue siendo nuestro país?
El Conquistador es una visión justamente de la conquista española en las Américas. Lo de Liborio viene por lecturas. O sea, la lectura de “A Sangre y Lanza”, “Tragedia e infortunio de la conquista del desierto” o “El último combate del capitanejo Nehuén” de Lobodón Garra –que era el seudónimo de Liborio- me disparan mil pensamientos, escritos, charlas.
El Conquistador es más la violencia inquisidora española entre el 1500 y 1700 que los liberales aliados con Inglaterra exterminando pueblos originarios en el siglo XIX.
Amo estudiar la historia como sistema de comprensión del presente, y nuestro país no siempre es nuestro país: muchas veces estamos tan alineados con los intereses anglosajones, representados acá por minorías hereditarias y autoritarias, que parecemos más una colonia que un país independiente.
Cantautores actuales como Alfredo Barbieri, Manuel Onis, Pablo Dacal o bandas como NuestrocrimeN ineludiblemente te citan como referencia en la actualidad. A la vez colaborás con ellos ¿Cuál es tu sentimiento al respecto?
La música popular es de transmisión oral, entonces entiendo que somos parte de una cadena de influencias donde todo tiene que ver con todo y somos alumnos y maestros al mismo tiempo.
¿Cómo se gesta una canción? ¿Es necesario que haya dolor para componer? Siempre se ha dicho que cuando a un artista “le va bien” cae en el aburguesamiento y se aleja de su perfil o de la realidad social.
La vida, la naturaleza y el Universo son cíclicos. Placer-Dolor, Apogeo-Holocausto. Todos evolucionamos, quedarse en una estética es mucha veces una cuestión de conveniencia o conservadurismo.
En sí somos todos consumidores en una sociedad de consumo. Ver cuánta mierda te metes adentro y poder descartar un poco; no dejarse llevar por la marea amorfa y complaciente que te dice “sos uno más del montón, cuánto tenés = cuánto valés”, anulándote la subjetividad, la posibilidad de crear un camino propio.
¿Qué participación tuvo Ricardo Mollo en la grabación del nuevo disco? ¿Qué fue lo que aportó?
Ricardo Mollo, respondiendo a un pedido mío, nos ayudó en la preproducción de guitarras eléctricas, escuchamos demos, me prestó guitarras que le parecían afines al proyecto y me aconsejó cómo usarlas.
Amén de que grabó en los temas Sonido Plateado y El Conquistador, descosiendo toda la guitarra en una masterclass en estudio El Martillo.
Recuerdo mi primera experiencia viendo a Don Cornelio en 1988, siendo soportes de Iggy Pop en Obras. ¿Cuál es tu recuerdo de ese concierto? Era una época difícil para la banda y el rock en general. Patria o Muerte fue un disco incomprendido, a la vez que al no tener canciones en la radio como Tazas de Té Chino o Ella Vendrá .
El día de Iggy Pop en Obras al terminar el toque de Cornelio tuve una pelea con un policía de civil y sus gorilas que me hicieron una toma y me lastimaron el brazo, ¡que me quedó resentido por lustros!
Habían agarrado a gente de nuestro staff, salté como defensor de los derechos humanos… ¡y perdí!
La historia de Don Cornelio está atravesada por una post-adolescencia en el destape argentino y por un shock de realidad que no entendimos pero reaccionamos violentamente contra el establishment del rock nacional.
Lo bueno es que quedaron los dos discos que hablan por sí solos,
y el pensamiento de que si no hubiera existido Patria o Muerte sino un disco con mas sonido new romantic, no hubiera tenido la trascendencia que tuvo Don Cornelio: ¡patear el tablero fue la clave!
¿Cómo sigue Transformación después de editarlo? ¿Estás presentándolo en vivo? Sos de tocar por todo el país, una especie de aventurero de la canción.
¡Transformación es premonitorio en todo! Ahora reconfigurar la banda pues se dieron movimientos internos. El núcleo duro: Marian Mieres, Alito Spina y yo, abroquelados; ahora con diferentes bateristas a definir quienes tocan en vivo y con Dany Gorostegui –tecladista- y Matías Parisi en loops, pistas y sintes en vivo, quienes están como co intérpretes en el disco.
Tocar todo lo que se pueda y en varios formatos: Hermandad Dúo con Marian + pistas… Trío, cuarteto, quinteto, sexteto.
Es desarrollar nuestro oficio sin contemplaciones. Es nuestra forma de vida: escenarios, ruta, escenarios, vida.
Con 30 años de trayectoria y habiendo atravesado “tanta trampa” en la cultura diaria de nuestra sociedad. ¿Nos transformamos en zombies que cazan pokemones o sentís que hay un real interés en combatir esta especie de mediocracia? ¿Qué va a suceder, como decía Spinetta, cuando el arte ataque?
Empecé a componer en 1977, o sea casi 40 años, en, con, para y por la canción desde el rock argentino, que no es otra cosa que una voz crítica de nuestra sociedad. Nosotros vivimos ofreciendo una respuesta diferente de la que nos imponen desde hace siglos los entes de poder absolutista básicamente de origen europeo con la cruz, los cañones, los prejuicios y el dinero.
El arte entabla una lucha contra el materialismo desde tiempos ancestrales. Arte milenario. Círculo.
Fuente: laizquierdadierio.com