En Total Normalidad, entrevistamos a el sociólogo, Gabriel Vommaro por su publicación «Rebeldes punitivos» sobre un estudio que fue realizado por la Escuela IDAES y el Programa PASCAL de la Universidad Nacional de San Martín durante junio de 2022 para medir las opiniones de los habitantes de la Ciudad de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires.
En su diálogo con José Manuel Linares dijo: «En la generación de 18-24 años hay un peso importante del descontento y la rebeldía, pero con una configuración hasta hoy desconocida».
En los últimos años, el mundo vivió la emergencia de nuevos fenómenos contestatarios ubicados del centro hacia la derecha. Desde los nerds que, con una estética novedosa, fueron una minoría digital activa en el ascenso de Trump al grito de “Kill all Normies”, retratados en el provocador libro de Angela Nagle, hasta los InCel o los ProudBoys que enarbolaban un discurso de rebeldía reaccionaria en relación al género, la diversidad y la raza. En Argentina, los jóvenes de “pañuelo celeste”, primero, y los jóvenes libertarios, luego, expresaron un nuevo paisaje de politización y descontento juvenil. ¿Es posible que el descontento de los jóvenes se exprese hoy a través de la derecha? Una pregunta similar se hacía Pablo Stefanoni en un libro que presenta inesperadas articulaciones entre ambientalismo, portaestandartes del movimiento LGBTQI+ o innovadores tecnológicos con distintas manifestaciones de la extrema derecha.
Algo positivo para destacar es que no encontramos posiciones racistas ni clasistas. Pero sí una generación que llega al mundo adulto con las puertas cerradas y las oportunidades reducidas.
En el articulo publicado en Revista Anfibia por Gabriel Kessler, Gabriel Vommaro y Gonzalo Assusa, exponen los resultados de una encuesta que realizaron con apoyo de la EIDAES-UNSAM, llevada a cabo por Pascal-UNSAM que les permitió avanzar en una caracterización de los consensos entre los jóvenes, hoy. Los datos muestran que en la generación de 18-24 años hay un peso importante del descontento y la rebeldía, pero con una configuración hasta hoy desconocida. Las y los jóvenes de 18 a 24 años que viven en el AMBA, comparados a otras franjas de edad, son los más descontentos con los políticos (el 76,1% de los jóvenes está de acuerdo con que “los políticos piensan sólo en sus intereses”), quienes más intensamente consideran que los impuestos son “un castigo” para quienes “les va bien” (el 47,2% de los jóvenes acuerdan con esta idea), pero al mismo tiempo creen con mayor vehemencia que otras generaciones que la ley no se aplica con igual peso para los ricos (76,5% de los jóvenes acuerdan con ello) y que los planes sociales son necesarios para que los pobres puedan subsistir (44% acuerda con esta idea). Son los más progresistas en términos de género (el 64,3% acuerda con que “las mujeres siempre deben poder decidir libremente si quieren abortar”) y diversidad sexual (el 72,2% acuerda con que “las parejas del mismo sexo tienen derecho a adoptar hijos”) y al mismo tiempo, son quienes que están más a favor de armar a la población contra “los delincuentes” (el 31,7% apoya esta posición) y los que más apoyan la pena de muerte (el 75,7% acuerda que puede aplicarse “en algunos casos”). Parecen ser “Rebeldes (pero) punitivos”.