Con el respaldo del massismo el proyecto de Ley Antidespidos, que ya cuenta media sanción en el Senado, tiene el camino allanado para convertirse en ley. Aunque algunas voces dentro del massismo se mostraron en desacuerdo con la iniciativa que apunta a declarar la emergencia ocupacional por 180 días durante los cuales todo trabajador despedido sin causa tendrá derecho a una doble indemnización o bien a la reinstalación en su puesto, el líder del Frente Renovador, Sergio Massa, confirmó que ese espacio la acompañará en la Cámara Baja.
El ex candidato presidencial se reunió este lunes con el jefe del bloque del Frente para la Victoria en el Senado, Miguel Ángel Pichetto, y confirmó que acompañarán el proyecto de ley Antidespidos. Desde el kirchnerismo por su parte se comprometieron a acompañar al massismo en una ley de incentivo a las pequeñas y medianas empresas.
Este acuerdo garantiza la sanción de la ley tildada de «cepo laboral» por el oficialismo y pone al presidente Mauricio Macri ante una dura disyuntiva: vetar o no una ley que apunta a impedir los despidos.
Los ocho años de Macri al frente del gobierno de la ciudad de Buenos Aires hacen prever que al mandatario no le temblará el pulso para vetar la norma. Macri ostenta el dudoso récord de estar detrás de 130 de los 271 vetos impuestos a leyes sancionadas por la Legislatura en toda la historia de la ciudad de Buenos Aires.
Sin embargo en el gobierno saben que vetar un ley antidespidos cuando la destrucción del empleo está entre las principales preocupaciones de los argentinos, cuando el «sinceramiento» se tradujo en tarifazos que golpean con fuerza el bolsillo de los trabajadores, cuando el gobierno no ha podido controlar la inflación y sólo ha podido ofrecer para contrarrestarla como respuesta la tierra prometida del segundo semestre y cuando las principales medidas del gobierno beneficiaron de manera directa a los sectores concentrados de la economía, conllevará un muy duro costo político.
Desde las distintas centrales sindicales ya amenazaron con un paro nacional y un fuerte plan de lucha ante un eventual veto presidencial. Hacerlo le significará un altísimo costo político. Por otra parte el no hacerlo dejará en evidencia la debilidad de la Alianza Cambiemos en el Congreso y la capacidad de acción de una oposición unida contra las políticas de ajuste del gobierno nacional.
El veto de Macri incluso podría no alcanzar. De avanzar por ese camino el gobierno nacional, la oposición podría insistir en el Congreso. Esta vez necesitaría, según estipula la Constitución Nacional. los dos tercios de los votos en ambas cámaras para sancionar una ley a la que el Ejecutivo no podrá imponer un segundo veto.
En el Senado la iniciativa fue aprobada con 48 votos a favor, es decir exactamente con los dos tercios de los votos del pleno de la Cámara Alta compuesto de 72 legisladores. En Diputados, el escenario es más complejo. La iniciativa necesitaría el respaldo de todo el arco opositor, casi sin fisuras, para alcanzar los dos tercios de los votos. Difícil, pero no imposible.
Así planteado el escenario en Diputados siguen sin embargo a la espera de que el Senado gire la iniciativa que obtuvo la semana pasada media sanción. Desde el kirchnerismo cargaron contra la vicepresidenta Gabriela Michetti por demorar el giro del proyecto.
Es que por lo general los proyectos aprobados en la Cámara Iniciadora son girados a la Cámara Revisora en cuestión de horas. Sin embargo esta iniciativa, fuertemente rechazada por el gobierno nacional, sigue sin ingresar a Diputados aun cuando tuvo media sanción la semana pasada en el Senado.
Fuente: minutouno