Hablamos con la docente e investigadora de la Universidad Nacional del Sur, Valentina Viego, sobre el nuevo informe que comenzó a publicar la semana pasada el Municipio sobre cantidad de camas hospitalarias y porcentaje de ocupación que se tomó en cuenta para avanzar a Fase 3.
«El Municipio presentó un indicador para pedir el cambio de fase que no estaba en el DNU de Provincia: la baja de casos. Fue otorgado muy irresponsablemente porque la incidencia sigue siendo muy alta».
El decreto vigente que permite clasificar los niveles de riesgo epidemiológico y determina la fase o conjunto de actividades restringidas establece que los municipio que tengan incidencia mayor o igual a 500 casos c/100 mil habitantes y mas de 80% de ocupación de UTI se consideran en fase 2
«Todavía estamos por arriba del 80% de ocupación de UTI, si bajó un poco es por fallecimientos», señaló Viego.
Y agregó: «La forma de calculo actual de la ocupación oculta el hecho de que la reconversión de camas de sector tradicional a COVID-19, no es instantánea; lleva varios días acondicionar sectores. Pero otro dato curioso es que hasta fines de abril el sistema hospitalario registraba una capacidad total de 800 camas totales aproximadamente. En el nuevo sistema hay 629».
En este punto, remarcó que, «se tomó una decisión cuando no transcurrieron ni 10 días de la Fase 2; uno debiera dilatar las decisiones por al menos dos semanas para ver los cambios».
«En suma, el DNU establece que la incidencia sea menor a 500 c/100 mil habitantes y que la ocupación UTI sea menor a 80%. Ambos, no uno solo. En Bahía Blanca el único indicador epidemiológico que mejoró para apoyar la decisión es engañoso porque cambio la forma de calculo».
Antes de finalizar, Viego consideró que las medidas de principio de mayo «no tuvieron impacto en la movilidad, en marzo hubo un pico sobre los indicadores de ocio pero se estancaron, el problema fue la falta de control del sistema de fases para que cambie».