La Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género dependiente del Ministerio de Economía de la Nación presentó el pasado viernes un informe sobre la gestión menstrual y la desigualdad de género elaborado por el Foro de Justicia Menstrual. En el documento se detallan las barreras económicas ante el acceso de productos de gestión menstrual que tienen implicancias en la salud, la educación y el trabajo.
¿Qué es y cómo funciona la gestión menstrual?
La gestión menstrual es la capacidad de administrar elementos para la contención durante el ciclo menstrual. Estos elementos van desde toallas higiénicas (descartables o reutilizables) hasta tampones, copas menstruales y medicamentos. La agrupación Economía Femini(s)ta es pionera en la disputa por el reconocimiento de la gestión menstrual como un factor de desigualdad de género.
“La gestión menstrual presenta necesidades particulares: acceso a agua limpia, instalaciones sanitarias adecuadas, elementos de gestión menstrual, lugar para eliminación de los desechos y especialmente conocimiento y visibilización de la temática. Muchas personas carecen de los saberes, apoyo y recursos para manejar la menstruación”, proponen desde la organización.
¿Por qué es un factor de desigualdad social y económico? Porque en un país en el que la brecha salarial ronda el 30% y en el que el ingreso promedio para la mitad de las mujeres es de $17.900 mensuales, el Costo de Menstruar estimado a lo largo de un año si se utilizan toallitas es de $1.933 anuales y $3.228 si se utilizan productos por fuera de los Precios Cuidados (que son los más vendidos). Si se usan tampones, en cambio, este rango se ubica entre $2.158 en Precios Cuidados y $4.327 fuera de PC. Según estas estimaciones, por año, las personas menstruantes gastan entre $1.933 y $4.327 para gestionar su menstruación, dependiendo de qué productos usen o si acceden o no al programa de PC, según los datos que arroja el informe nacional.
Si bien esta política de diagnósitco es reciente, desde 2017 Economía Femini(s)ta impulsa la campaña #MenstruAcción para concientizar sobre el tema y han acompañado la numerosa cantidad de proyectos legislativos presentados para regular la cuestión.
¿Cómo funciona la gestión menstrual en Bahía Blanca?
Según datos del Observatorio de Género y Diversidad Sexual (OGDS) de la Universidad Nacional del Sur, la población menstruante de Bahía Blanca está integrada por casi 88 mil personas, de ese total, un 24% no tiene acceso a los productos de gestión menstrual. Hablamos de poco más de 21 mil personas que no tienen la posibilidad de elegir cómo atravesar su ciclo menstrual.
En ese contexto, el Observatorio también impulsa desde 2018 a nivel local la campaña #Menstruacción. Melina Muñoz, integrante del OGDS, explicó que “el objetivo central es la recolección de donaciones de productos de gestión menstrual para ser repartidos en aquellos sectores que tengan un acceso vulnerado o no seguro a los mismos. Trabajamos con donaciones de todo tipo, desde personas particulares hasta entidades con o sin fines de lucro: recibimos productos descartables como toallitas y tampones, productos reutilizables (toallitas de tela y copitas menstruales) y analgésicos” y agregó que “la distribución se hace a través del contacto con vecinas de los barrios, organizaciones sociales con trabajo territorial, unidades sanitarias, iglesias y otros espacios. De estas personas únicamente solicitamos un reporte de a cuántas familias se llegó con la donación y en cuánto tiempo fueron repartidas”
Muñoz reflexionó sobre la gestión menstrual como factor de desigualdad y expresó que toda necesidad que no sea del “modelo humano” que siempre se trata de un varón, se asocia con costos y responsabilidades individuales de las personas. Sin embargo, es un mito, es una situación de salud normal que a grandes rasgos atraviesa la mitad (o más) de la población y que repercute de manera especial en las poblaciones más vulnerables, donde el porcentaje de mujeres o personas menstruantes es aún mayor. La instrumentación de una gestión menstrual eficiente otorgará mayor autonomía y calidad de vida a estas personas.
“La instrumentación de una gestión menstrual eficiente otorgará mayor autonomía y calidad de vida a estas personas”.
El Observatorio de Género y Diversidad Sexual presentó en 2020 un proyecto de ordenanza en el Concejo Deliberante para que el Estado local garantice el acceso a elementos de gestión menstrual. En este sentido, Micaela Gasparini y Carolina Gomila, quienes también integran el OGDS explicaron que “vemos que todo un sector de la población que no puede acceder a estos productos y tienen que recurrir a otras formas que repercuten en otra problemáticas”.
“Es importante instrumentar esto porque hay muchas mujeres bajo el índice de pobreza y esas personas siguen sufriendo de alguna manera su menstruación de maneras muy precarias, muchas veces se ven en la necesidad de utilizar algodón o hasta ropa doblada. Estas dinámicas impiden la realización de actividades cotidianas como ir al colegio o salir de sus casas, porque no solo no tienen recursos para gestionar la contención de la pérdida de sangre si no que tampoco tienen recursos para contener los dolores menstruales”, agregaron y destacaron la visión integral que demanda el abordaje de esta necesidad: “En varios sectores de la ciudad no está garantizado el acceso al agua potable en muchísimas zonas de la ciudad, eso también vulnera la higienización que también es parte de la gestión menstrual. Así como es difícil mantener la higiene de los hogares más aún la de los cuerpos menstruantes”.
“Gestión menstrual eficiente” se titula el proyecto presentado por el Observatorio y apunta a establecer un régimen de provisión y distribución gratuita de elementos de gestión menstrual y generar instancias de información, capacitación y promoción. Los ejes centrales del texto están vinculados a la inclusión de elementos de gestión menstrual en cualquier tipo de política social que implique la provisión de productos de primera necesidad, garantizar la provisión de estos elementos en todos los efectores públicos locales y realizar campañas de información y promoción en salud ginecológica énfasis en higiene menstrual, variedad de elementos existentes, y su impacto ambiental y económico.
En este sentido, la concejala del Frente de Todos, Analía Lopez señaló que el proyecto “ingresó el 14 de septiembre de 2020 y desde la comisión de Asuntos Legales fue enviado a Informes del Ejecutivo, como se hace con todo proyecto de ordenanza, el 16 de marzo de este año, iniciando su recorrido por distintas secretarías como la de Salud y Políticas Sociales hasta recalar desde el 13 de abril en la secretaría de Desarrollo Social”.
Esto quiere decir que el proyecto está archivado y sobre esto la edil remarcó que no se comprende la demora por parte de los y las funcionarias en informar el expediente y devolverlo al Concejo para su tratamiento en comisiones y su posterior sanción, “no estamos hablando de poca cosa, estamos hablando de garantizar el acceso real a la salud y la educación sexual de la población menstruante y el Estado no se puede hacer el distraído”.
Finalmente, Lopez también explicó que, en mayo del 2020, mientras se gestaba el proyecto de ordenanza en el medio de la pandemia, la concejala presentó un proyecto de minuta solicitando al ejecutivo la incorporación de elementos de gestión menstrual en los bolsones de asistencia alimentaria que se repartieron desde Política Sociales, lo cual en ese momento y considerando la posibilidad de compra al por mayor del que puede tener el Estado municipal representaba un incremento de aproximadamente 40 o 50 pesos por bolsón.
¿Qué pasó con el proyecto? Fue votado por unanimidad en el HCD pero nunca lo ejecutaron. “Ha caminado de oficina en oficina dentro del palacio municipal y últimamente descansa en el escritorio del secretario privado de la Intendencia, Pablo Romera, desde marzo del corriente año”, concluyó.
A las variedad de iniciativas presentadas en la Comisión de Género del HCD que quedaron estancadas, se suman las anteriormente desarrolladas. Queda expuesta la diversidad de ideas y herramientas presentadas desde la ciudadanía, con agendas claras, con respuestas posibles. Sin embargo, no alcanza con las voluntades colectivas si no que hace falta que la gestión local acompañe. Esto último, como ya hemos mencionado varias veces, no parece ser una prioridad.