En Argentina, gran parte de la caída excede al COVID-19, y se debe a que en 2019 el país experimentó una recesión, que se acumuló a la sufrida en 2018. Hablamos con el economista, Juan Garcia Curtit: «La recuperación económica dependerá principalmente de la capacidad de los Estados de implementar políticas públicas capaces de sostener el aparato productivo y evitando también la destrucción de empleo generalizada. Si esto se logra, la recuperación será veloz y sin grandes problemas macroeconómicos»
En una nota publicada en Agencia Paco Urondo, Juan Garcia Curtit cuenta que la respuesta del Estado nacional, a partir de la creación de programas inéditos como el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) y la Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP), se está focalizando en proteger a las y los trabajadores y también a las empresas.
«Para sobrellevar la situación crítica del sistema productivo, el estado argentino ha puesto en marcha un paquete de medidas para tratar de paliar la situación actual. Estas nuevas medidas, sumadas a transferencias directas preexistentes, han logrado que 40 millones de personas (89% del total) residan en un hogar donde al menos se percibe algún ingreso por parte del Estado como Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), Asignación Universal por Hijo (AUH), tarjeta Alimentar y programa ATP, entre otros».
310 mil empresas empleadoras, alrededor del 60% del total, accedió al menos a una ATP. 2,8 millones de trabajadores vieron al menos un sueldo depositado en su cuenta por parte del Estado. La gran mayoría (el 74%) trabaja en PyMEs.
La causa de la caída económica es la pandemia, no la cuarentena.
«En este universo de países hay todo, desde cuarentenas laxas o Argentina que tiene una más estricta, pero si ves los porcentajes de caída son similares, la receta no es la flexibilización o no», explicó.