“Maltrataron a los pibes, los increparon y trataron con prepotencia. Si quieren meternos presas, que lo hagan, pero nadie va a sacarnos de la Plaza”, aseguró Bonafini. Finalmente la policía cedió y hasta pidió perdón.
“La Plaza es de las Madres, Madres de los 30 mil”, entonaron las voces que se alzaban desde la tradicional marcha de los jueves alrededor de la pirámide, que ayer se vio amenazada por efectivos de la Policía Federal que impidieron el acceso a la Plaza a un grupo de militantes de la Asociación Madres de Plaza de Mayo. La consigna se gritó con fuerza, como expresión de los distintos ataques que las Madres sufrieron a partir del 10 de diciembre pasado, cuando fueron agredidas verbalmente por simpatizantes de Cambiemos que acudían a saludar la asunción de Mauricio Macri. “Si nos quieren pegar, que nos peguen; si quieren meternos presas, que lo hagan, pero nadie va a sacarnos de la Plaza”, exclamó Hebe de Bonafini una vez que las aguas se calmaron y pudo iniciar el discurso con que corona cada marcha.
La alarma se encendió cuando los consignas que mantienen cortado el tránsito por Yrigoyen impidieron que una camioneta de la Asociación de Msadres de PLaza de Mayo ingresara a la Plaza. Los efectivos, que estaban de turno como parte de la custodia permanente montada alrededor del acampe que exige la liberación de Milagro Sala, se negaron a ceder ante los pedidos de ingreso de los militantes. “Desde hace cuatro años entro todos los jueves la camioneta. Fue extraño que lo desconocieran”, relató Maximiliano, uno de los protagonistas del entredicho. “Maltrataron a los pibes, los increparon y trataron con prepotencia, pero no hay que tenerles miedo”, arengó luego Bonafini, quien de todas formas pidió a los diputados del FpV que a partir del próximo jueves acompañen a los militantes encargados de armar el stand, “para que nadie los increpe”.
Tras una breve negociación con uno de los abogados de la asociación, la policía cedió y la marcha pudo realizarse con normalidad, aunque en un clima hostil con los uniformados, que intentaron ofrecer disculpas, pero fueron rechazadas. “No vamos a permitir la prepotencia. Vayan a la iglesia a pedir perdón. Acá no hay perdón, ni olvido ni perdón, cien años de prisión”, enfatizó Bonafini y despertó un estallido de aplausos.
“Pensaron que las Madres éramos fáciles de domar, pero somos duras. Una vez (el ex presidente Fernando) De la Rúa valló la plaza y compramos dos escaleras, una para subir y otra para bajar. Y subimos todas: gordas, pesadas, pero subimos. Ahora estamos más viejas, pero también somos capaces de hacerlo”, desafió Hebe desde el rincón de la “Hormiguita colorada” de la Plaza, donde cada jueves da sus opiniones sobre la coyuntura.
La coincidencia entre el 40º aniversario del golpe y la visita del presidente de los EE.UU. Barack Obama (ver página 9) despertó suspicacias de la presidenta de Madres. “Macri lo invitó (a Obama) no cualquier día, sino el 24 de marzo, para no dejarnos hacer la marcha”, denunció. Y agregó que el presidente norteamericano “viene a ver cómo Macri, su sirviente, cumple con lo que le pide”, al tiempo que llamó a “llenar la Plaza como sea, cueste lo que cueste”, mientras señalaba hacia la Casa Rosada.
“Por nuestros hijos, somos capaces de todo. Y ustedes son nuestros hijos –siguió Bonafini, dirigiéndose al público–. No le dejamos la Plaza a Macri el 10 de diciembre, no la vamos a dejar ahora.” Luego, responsabilizó al Gobierno por la represión a vecinos de Bariloche y criticó hechos similares ocurridos este semana en La Pampa. “A este gobierno le sale por todos lados el odio de clase”, definió.
Aprovechando la presencia de periodistas despedidos de Radio Nacional, Bonafini también pidió solidaridad con quienes perdieron su trabajo por los recortes en el Estado. “Les pido a los compañeros que se comprometan con aquellos a los que les falta el trabajo. Porque los que no se comprometen están cuidando algo que no tienen, por más que les paguen bien”, dijo.
VOCES EN SOLIDARIDAD
El equipo de prensa de Madres denunció la actitud de la Federal por las redes sociales, lo que despertó la solidaridad de decenas de militantes que se acercaron para acompañar la marcha, preocupados ante la posibilidad de una represión. Un grupo de diputados porteños del FpV, que se encontraban reunidos en la Legislatura, se enteraron de la noticia y bajaron hasta la Plaza. El legislador José Cruz Campagnoli calificó como “una barbaridad” el intento de la Federal de “obstaculizar la tradicional ronda que las Madres realizan todos los jueves desde hace más de 40 años y que es un ícono de las luchas populares”. Campagnoli relacionó los hechos con el protocolo de seguridad presentado el miércoles por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich (ver página 8): “es el primer síntoma del protocolo, que pretende justificar la represión frente a todo tipo de descontento social que se exprese en las calles”, dijo.
Mariana Moyano, ex columnista de Radio Nacional, fue invitada a introducir el discurso de Bonafini. “No dejar entrar a las Madres a la Plaza es como no dejarla entrar a una a su propia casa”, dijo. “Las Madres convirtieron esta plaza, que era un paisaje de la ciudad, en un símbolo mundial de lucha”, siguió. Y recordó la represión que sufrieron las Madres durante la pueblada del 20 de diciembre de 2001. “No vamos a dejar que ni siquiera las vuelvan a rozar”, advirtió.
Fuente: Pagina 12