La banda festeja dos décadas de vida con un concierto en el Luna Park donde repasará su carrera. Dicen que el ritmo cuartetero fue una piedra fundacional del grupo y que se divierten riéndose de ellos mismos.
No estaba en los planes. Pero pasó. Kapanga cumple 20 años de historia. Y lo viven con cierta incredulidad. «Ni lo imaginábamos. Pero acá estamos», dicen a coro a Tiempo Argentino, a horas de hacer su tercer Luna Park (el primero agotado de antemano) y puestos a recordar el entrañable lugar que supieron ganarse dentro del rock nacional. Entre la picardía natural (y de inspiración cordobesa) y el rol desacralizador, siempre festivo y creativo.
–Si hubiera una línea de tiempo y pudieran retroceder hasta el ’95, los comienzos de la banda, ¿Qué Kapanga encontrarían?
Mono: –Unos jóvenes sin compromisos y la mayoría de la veces mal iluminados
Maikel: –Pibes con muchas ganas, con un sueño por lograr. Nos faltaban algunos elementos musicales pero ya mostrábamos la convicción y la forma de encauzar las necesidades que teníamos.
Mafia: –Inconscientes y sin nada qué perder.
Mono: –En mi caso tenía el bar y después la pizzería. Y fue un tema bajarme de algo seguro y apostar algo probable. El tiempo por suerte nos dio la razón.
–¿Qué lugar creen que ocupa Kapanga en el cielo del rock nacional?
Maffia: –Seguramente un poquito a la izquierda de la Bersuit y los Decadentes y un poquito más a la derecha de los Cadillacs. Entramos cuando no había un espacio para nosotros. Pero construimos uno a medida de la música que hacíamos. Se abrió una ventana y nos metimos.
Mono: –Nuestros colegas, desde el principio, nos dieron la venia para ser parte del rock nacional. Pero la prensa a veces no entendía la propuesta.
–¿Qué no entendía la prensa?
Mafia: –Nos quería encasillar. Les hacía ruido el acordeón. O el hecho de que hiciéramos cuarteto con rock.
Maikel: –Y en un punto sigue pasando. Y viendo nuestra aparición desde lejos, reconozco que a mí también me resultaría algo sospechoso una banda que ya en su primer disco consiguió el disco de oro, tuvo varios hits y salió revelación en el Sí. Era lógico que tuvieran dudas de cuánto íbamos a durar. Pero acá estamos.
Mono: –Creo que nuestra gran arma era que estábamos muy convencidos de lo que queríamos. Desde el primer momento nos pensamos como los mejores del mundo. Por eso, cuando vimos que la gente se copaba rápido con nosotros no paramos de crecer, hasta hoy.
–Tanto los Decadentes como los Cadillacs fueron importantes a la hora de incorporar el componente latino en el rock nacional. Después Los Piojos y Bersuit sumaron el elemento rioplatense. Aún así, faltaba Córdoba, su música y cultura. Y ustedes la pusieron en el mapa.
Maffia: –Es verdad. Para nosotros Córdoba es la tierra prometida. El lugar en el que nos refugiaremos cuando se inunde todo.
Maikel: –Nosotros descubrimos el cuarteto a través del Mono, que nos dijo ‘vamos a estar en esta música muchachos’. Y nos convenció. Al punto que hoy creo que fue la piedra fundamental de la banda. Y en ese momento era algo novedoso.
Mono: –El cuarteto recién se popularizó en la Capital con Rodrigo y Rodrigo es de un par de años después que nosotros. Porque cuando empezó, cantaba boleros. Y recién después arrancó con el cuarteto.
Maikel: –En ese momento era muy novedoso hacer cuarteto. A nosotros nos pasaba que teníamos que estar aclarando que se trataba de un ritmo cordobés y que no significaba que éramos cuatro en la banda.
Mafia: –Creo que nuestro mérito fue aportarle un actitud rockera al género. Esa base de bajo bien gruesa.
–Hay algo de la manera de ser cordobesa que resuena en ustedes, más allá de que no sean oriundos. ¿Concuerdan?
Maffia: –Sí. Tal vez la chispa, el humor…
Mono: –También el hecho de tomar con onda y desparpajo ciertos clichés del rock
Maffia: –Quizás una extraña coincidencia azarosa genere esa similitud entre la picardía cordobesa y la ironía que nosotros siempre tuvimos.
Maikel: –Sí. Desde que en «Ramón» se nos ocurrió meter un pedacito de Iron Maiden y enseguida otro pedacito de «De música ligera», nos gustó desacralizar todo lo sagrado del rock
Mafia: –El rock siempre partió de la libertad y de hacer lo que quieras. Pero en algunos momentos se volvió muy sagrado, muy solemne.
Maikel: –Creo que nuestro gran aporte fue meter cierta alegría, cierta chispa particular en el rock nacional. Y sin dejar la actitud rockera.
Maffia: –Nos gusta jugar con la música. Sentir que podemos tocar todos los estilos, jugar con ellos y disfrutarlos. Que podemos pasar de un ritmo violento a un vals. Y usar esos cambios a nuestro favor.
Maikel: –Por eso también nos agarra muy bien estos 20 años que cumplimos porque a partir de esta eclecticidad que tenemos es que nunca corremos el riesgo de aburrirnos.
Mono: –Nos gusta reírnos de nosotros mismos.
Maikel: –Si nos divierte a nosotros, nos parece bien.
–En todos estos años, ¿Qué trabajos internos tuvieron que hacer a nivel humano para mantenerse unidos y amigos?
Mono: –Principalmente hablar.
Maffia: –Aprender a escucharnos.
Maikel: –Decirnos las cosas.
Maffia: –Por ahí al principio hacer una reunión era un ritual y ahora es mucho más natural, sin filtro. Hay una liberación mucho mayor.
Mono: –Una transparencia. Porque si algo que te hace ruido y te la guardás te hace mal
Maffia: –Aprendimos a poner las cosas sobre la mesa.
Mono: –También a esperar. Saber que si decís algo en caliente es para peor. Y que a veces es mejor esperar un día y decirlo con la cabeza más fresca.
Maikel: –Creo que el respeto que nos tenemos va de la mano con el respeto que tenemos con lo que hacemos. No muchas personas tienen la suerte de trabajar de lo que les gusta. Y a nosotros por suerte nos pasa.
Mafia: –Valoramos muchos eso, lo que es la banda. Lo que logramos. Entonces cuando surge algún conflicto pensamos: «Pará, nos costó tanto lograr lo que logramos, ¿lo vamos a arruinar por una discusión que puede arreglarse?» No, ni locos
Maikel: –Y a eso sumale nuestra teoría de que no somos una gran familia sino un gran matrimonio.
–¿Cómo es eso?
Maikel: –¿Viste que las bandas siempre dicen «somos una gran familia» y todo eso? Bueno, nosotros no. Porque a tu familia, si no te cae bien, te la tenés que bancar igual. Y con tu pareja, en cambio, siempre tenés la opción de separarte. Entonces nosotros con la banda preferimos eso: elegirnos cada día, Renovar los votos todos los años (risas).
Maffia: –No somos una familia sino matrimonio de cinco.
–Siendo un grupo que logró tocar el nervio popular. ¿Sienten presión por mantenerse en ese rango cuando componen canciones nuevas?
Mono: –No hay nada más lindo que ser popular. De las cosas más lindas que me da Kapanga. Que sea una banda para todos. Que la pueda escuchar un chico, un grande. Nunca para un gueto.
Maikel: –La presión está. Pero es tácita. Porque nos dedicamos a eso: hacemos canciones populares desde que arrancamos.
Maffia: –Por otro lado, nos gusta mantenernos en el ojo del huracán para no sentir el vértigo y la presión que lógicamente te imprime la gente. Tratamos de ser medio inconscientes respecto a eso.
–Pasaron 20 años. ¿Cómo se imaginan dentro de otros 20?
Mono: –¡Ja! No me los imagino porque estos 20 tampoco me los imaginaba.
Maikel: –A mí me gustaría imaginarme con las articulaciones aún flexibles, con el USB todavía funcionando en mi cabeza…
Maffia: –Sé que si llegamos va a ser parecido a lo de hoy: todo lo que hacemos para que la banda siga.
Mono: –Ojalá aguante la máquina.
En vivo
Después de una gran gira por el país, durante los meses de septiembre y octubre, Kapanga celebra sus 20 años en Capital Federal mañana a las 21 hs. en el Luna Park, Bouchard y Corrientes.
Un disco a punto de salir
Bajo la producción artística de El Chávez y Maikel, los Kapanga ya tienen casi listo Motormúsica, su noveno disco.
«Las canciones ya estaban y sabíamos que se nos podía llegar a juntar con el aniversario de la banda. Pero no queríamos esperar al próximo año», cuenta Maffia con el primer adelanto (llamado igual que disco) ya sonando en las radios y las redes. «Siempre nos pasó todo junto y de repente. Y esta celebración alucinante que vamos a vivir en el Luna no es la excepción», agrega Maikel. Y el Mono cierra: «Lo más fácil era separar ambos eventos. Pero el hecho de ser independientes nos permite manejar nuestros propios tiempos y elegir cuándo queremos sacar el disco. Y lo queremos sacar ahora». ¿La fecha estimada? Los últimos días de noviembre.
El ping pong del Mono
–Una canción.
–En el camino.
–Un disco
–Crece. O no: Un asado en Abbey Road.
–Un show
–(Piensa) El primero. Porque desembocó en todo esto.
–Un hito.
–Haber tocado en Praga para 14 personas.
–Una locura.
–Todos los días. Porque tener una banda es una locura. Y más si te pasa lo que nos pasa a nosotros.
–Una vergüenza.
–(Piensa) Salir a tocar en un cumple de 15 y que la chica se ponga a llorar porque no era la banda que quería.
–Una tristeza.
–La partida de Mario, el seguridad nuestro.
–Un orgullo.
–Poder ir con la cabeza alta por la calle, recibiendo cariño de los que te reconocen.
–Una alegría.
–La primera vez que escuchamos por la radio «El mono relojero», nuestro primer tema conocido.
–Un padrino.
–Alejandro Varela, nuestro descubridor.
–Un enemigo.
–Yo mismo.
–Un ídolo.
–Ricardo Iorio.
–Un sueño.
–Persistir.
–Una pesadilla.
–No poder cantar.
–Un deseo.
–Pedir más sería un despilfarro.
Fuente: Infonews