La candidata de Cambiemos, María Eugenia Vidal, venció anoche al referente del Frente Para la Victoria, Aníbal Fernández, y se convirtió en la flamante gobernadora de la provincia de Buenos Aires, marcando así un hito histórico al ser la primera vez que el mayor distrito a nivel nacional tiene al frente de su Poder Ejecutivo a una mujer, y no miembro del peronismo.
Con el más del 90 por ciento de los votos escrutados, Cambiemos tiene el 39,67% y el Frente para la Victoria el 34,96%. En tercer lugar, alejado de los primeros puestos, el candidato de UNA, Felipe Solá, cosecha el 19,22% de los votos.
Los tres candidatos midieron sus fuerzas en el distrito electoral más importante del país, que concentra a casi 12 millones de electores y representa el 37% del padrón nacional.
«Ganamos la Provincia», salió a festejar Vidal, antes del cierre del recuento. «Esta noche estamos haciendo historia», agregó.
EL PERFIL DE VIDAL
La gobernadora electa Cambiemos perfilaba como la cuña que podía interceder en la interna porteña del PRO entre Horacio Rodríguez Larreta y Gabriela Michetti, pero tras las elecciones de 2013, su jefe político, Mauricio Macri, le encomendó la ardua tarea de convertirse en la cara visible del partido en el principal distrito electoral del país.
Politóloga graduada de la UCA, su inicio en la administración pública fue como funcionaria en la ANSES y en el PAMI, aunque su inicio político puede considerarse la dirección de equipos técnicos del Grupo Sophia, en donde comenzó la estrecha relación con Rodríguez Larreta, su padrino político.
Porteña de nacimiento, Vidal reside hace años en el partido bonaerense de Morón, en donde su marido, Ramiro Tagliaferro es concejal (banca ganada durante la alianza PRO-Frente Renovador en 2013) y ahora intendente electo.
Vidal en 2007 asumió el cargo de ministra de Desarrollo Social porteña, una de las carteras de mayor visibilidad del Gobierno de la Ciudad, lo que le redituó en un perfil social que Macri buscó capitalizar para su reelección, cuando la eligió como compañera de fórmula (Michetti ya era diputada y había renunciado a la vicejefatura).
Desde su entorno siempre marcan como un punto de inflexión en la carrera política de Vidal el alto perfil que alcanzó en la Semana Santa de 2013, cuando las graves inundaciones que sufrió la Capital Federal provocaron 5 muertos y ella estuvo a cargo del operativo y la comunicación (Macri y Rodríguez Larreta estaban de viaje).
Sortear con relativo éxito ese desafío provocó rispideces con el jefe de gabinete, que buscó recortarle el vuelo mediático los meses posteriores, siempre con miras a evitar competencia en la carrera por suceder a Macri.
Sin embargo, a Vidal la esperaba una tarea mayor: tras rechazar Michetti el ofrecimiento en 2012 de pasar a militar en la Provincia, y al no tener una figura fuerte con la cual hacer pie allí, Macri encargó a su vicejefa porteña comenzar a caminar territorio bonaerense.
Pero Vidal debió compartir por más de un año el escenario con el intendente de Vicente López, Jorge Macri (primo de Mauricio), fundador del PRO bonaerense, y los dos recorrían la Provincia siendo precandidatos, en una interna que nunca llevó la sangre al río pero que provocaba una incomodidad manifiesta, especialmente para ella.
Ante la premura de la definición electoral y presionado por su primo, Jorge Macri decidió pelear por la reelección en su comuna y Vidal quedó como la elegida por el líder del PRO, con lo que ello acarrea en el apoyo de recursos materiales y del funcionariado porteño.
La necesidad de fortalecer las chances electorales en un distrito esquivo hicieron que los aliados de la UCR y la Coalición Cívica decidieran no competir en las PASO por la gobernación y apoyarla a Vidal, quien luego de un engorroso traspié mediático con Cristian Ritondo -lo anunció como su compañero de fórmula y disparó el reclamo de la dirigencia radical-, sumó al binomio como vicegobernador al histórico dirigente de la UCR, Daniel Salvador.
Gracias a ser la candidata única y el kirchnerismo disputar una interna, Vidal fue la postulante más votada de las primarias (aunque el espacio más votado fue el Frente para la Victoria), y este domingo llevó a Cambiemos a lograr, por primera vez desde el triunfo del radical Alejandro Armendáriz en 1983, que una fuerza que no sea el peronismo acceda a la gobernación de la provincia de Buenos Aires.