El Presupuesto 2016, aprobado en la Cámara de Diputados y que será tratado por el Senado a partir de la semana que viene, estará acompañado –como sucede habitualmente- por la prórroga del impuesto a los débitos y créditos y la prórroga de la ley de Emergencia Económica. Así, el próximo gobierno contará con las mismas herramientas que el saliente para afrontar, al menos, el ejercicio fiscal 2016, consignó Tiempo Argentino.
En lo que fue una de las defensas más sólidas del presupuesto enviado por el Poder Ejecutivo, el diputado Carlos Heller, detalló: «Se habla de la herencia que le van a dejar al próximo gobierno, le van a dejar al próximo gobierno un país profundamente desendeudado, un país que pagó en estos 12 años de gobierno el doble de lo que van a tener que pagar los tres gobiernos que vienen, por el proceso de desendeudamiento y de reestructuración de la deuda».
Heller, además, aclaró: «La deuda en 2002 era del 166% del PBI, de la cual 79,1% estaba nominada en moneda extranjera, representaba entre otras cosas que los intereses fueran del 21,9% de la recaudación y la deuda nominada en moneda extranjera era 12 veces las reservas internacionales. Digo esto también como reflexión a los que están preocupados por el nivel actual de reservas, diciendo que es un riesgo que la Argentina tiene».
De esta manera, el diputado del Partido Solidario dejó en claro que el próximo gobierno no sólo tendrá las mismas herramientas que los últimos, sino que no tendrá que afrontar grandes vencimientos en dólares.
En ese contexto, el titular de la Comisión de Presupuesto, Roberto Feletti, señaló que el gobierno, «a diferencia de lo que ocurrió en el pasado», no recurrió a una «megadevaluación» a pesar del contexto actual de crisis internacional y agregó que «la política fiscal se ha sostenido en un contexto de caída de exportaciones. El gran esfuerzo en estos años fue afrontar la debilidad externa y simultáneamente cumplir con los compromisos e impedir que se cayera el nivel de actividad», señaló.
El diputado porteño destacó que tanto la política monetaria como la fiscal fueron «expansivas», con lo cual «se sostuvo la capacidad de vender más en la Argentina y con eso evitar el deterioro de los salarios, para horror de los monetaristas».
«Los partidos de la oposición se desgañitan pidiendo ajuste y el gobierno afortunadamente no lo hizo», dijo, y aseguró que la política fiscal «ha sido consistente durante estos cuatro años», al puntualizar que el desequilibrio no pasa de los 2,6 puntos del PBI. Aclaró que la deuda es interna, por lo que «no es condicionante».
«Por primera vez no se descerrajó sobre la Argentina un violento ajuste; vamos a discutir el año que viene, en el nuevo gobierno del FPV, cómo financiamos esta expansión. Tal vez por esto la oposición se ha retirado», enfatizó, en alusión a la retirada del debate de los diputados del Frente Renovador.
El Presupuesto 2016 prevé un crecimiento de la economía del 3%; un dólar promedio de $10,60; una inflación de 14,5%; y un saldo comercial positivo de 4040 millones de dólares.
Feletti se preguntó «si las críticas son por el alto grado de inversión social que tiene este presupuesto. Porque cuando se plantean devaluaciones uno tiene que ver donde están pegando».
Por otra parte, el titular de la Comisión de Presupuesto aclaró que «el gasto de administración gubernamental es apenas del 1,4% del producto. No es real que haya un desborde en los empleados públicos. Todo esto que se escucha no es verdad. Es el mismo nivel que hace cinco años».
El primer opositor en hacer uso de la palabra fue el radical Miguel Bazze, que abrió su discurso anticipando el voto negativo de su bloque. A la hora de justificarlo, Bazze explicó que se debía a que «la falta de consistencia caracteriza al presupuesto enviado por Poder Ejecutivo» y porque «se trata de un presupuesto elaborado por un gobierno que termina su mandato en pocas semanas más y un presupuesto que va a ser ejecutado por un gobierno que no pudo participar de su elaboración».
En un sentido similar se expresó el líder de la bancada PRO, Federico Pinedo, quien subrayó que el rechazo de su bloque al proyecto se basa en que «el oficialismo somete a tener que votar un plan de gobierno para el próximo presidente, sin que sepamos quien va será y sin que él pueda opinar».
El economista PRO y ex funcionario del gobierno de Fernando De la Rua Federico Sturzenegger, se expresó en el mismo sentido. «Pedimos que el presupuesto se discuta en diciembre, cuando podamos tener las sugerencias del nuevo gobierno», señaló y en forma de chicana tiró:»Por ejemplo, si fuera el gobierno de Macri, nos están faltando acá unos 38.000 millones para la universalización de la AUH y unos 37.000 para programas de mejoramiento educativo».
Por su parte, el diputado de Suma+ y ex ministro de Economía de Cristina Fernández, Martín Lousteau, se quejó, con más sustento que sus colegas, de las formas y los tiempos. «Estamos discutiendo una ficción en una sesión maratónica», dijo, y sentenció: «Le hemos perdido el sentido al debate sobre cómo se tiene que ordenar el Estado».
«El Presupuesto es la principal ley ordenadora que trata el Estado y lamentablemente creo que esta sesión, en vísperas de un cambio de administración, es casi emblemática de lo que ha sido la discusión del presupuesto en varios de estos años recientes», explicó el diputado filo PRO.
La sesión, que comenzó pasado el mediodía, contó con la presencia de uno solo de los tres candidatos a presidente que tiene la Cámara Baja: Nicolás del Caño. Ni Margarita Stolbizer, candidata a presidenta de Progresistas, ni Sergio Massa, candidato de UNA, fueron de la partida.
El senado espera el proyecto para darle dictamen junto con la prórroga impositiva y la prórroga de la Emergencia Económica para darle dictamen la semana que viene y dejarlo en condiciones de convertirse en ley el 21 de octubre. Aunque desde el bloque del FPV en el Senado aseguran que será complicado traer a los legisladores a Buenos Aires a cuatro días de las elecciones generales.
El último acto de campaña
«Este es nuestro último acto de campaña, no nos vamos a bajar de esto». Con esa frase el diputado Ricardo Buryaile –denominado por el oficialismo como el más peronista de los radicales- cerró toda puerta a la negociación para comprimir los tiempos en el recinto y condenó a todos los legisladores a una sesión maratónica.
La excusa del radicalismo fue que dentro del temario de la sesión especial pedida por el oficialismo se incluyó la reforma de la ley del Deporte. Una ley que ningún partido de la oposición está dispuesto a acompañar por el simple hecho de que se trata de un proyecto nacido en el seno de La Cámpora. Claro que en público los argumentos son otros y variados.
Más allá de la postura radical en Labor Parlamentaria, la sorpresa del día la dio la bancada del Frente Renovador. Con su candidato a presidente ausente, como suele suceder en cada sesión, el bloque encabezado por Alberto Roberti, esposo de la conversa Mónica López, anunció antes del comienzo de la sesión que no daría la discusión sobre la «ley de leyes» porque entendían que debía esperarse a que haya un nuevo presidente electo para dar la discusión.
En la conferencia de prensa convocada para el anuncio, lo primero que dijo Roberti, ante la atenta mirada de los economistas que trabajan con Massa, fue que el valor del dólar planteado en el presupuesto ($ 10, 60 promedio y $ 11,20 a fines del próximo año) era ficticio, en lo que evidenció una postura pro devaluación aunque cuando fue consultado por el tema decidió responder con evasivas y dejar a libre interpretación sus dichos.
Fuente: Infonews