Mientras la disputa sindical más visible se libra entre dirigentes opositores al Gobierno resueltos a la confrontación callejera y dialoguistas, en este último sector crece una guerra fría, de intrigas, que promete agitar la interna de una desactivada CGT después de la marcha de mañana de Hugo Moyano y sus aliados. El botín no es novedoso: los fondos de las obras sociales, cuya negociación con el Gobierno encararon en tándem los «gordos» y los «independientes», los grupos más influyentes dentro del espacio conciliador, pero que puede a su vez fracturarse en el corto plazo.
Se trata de una puja novedosa para la principal central obrera. En los últimos años los «gordos» de los grandes gremios de servicios y los «independientes» de histórico buen diálogo con los presidentes fueron la garantía de que la CGT tuviese una hegemonía de dialoguistas. Entre ellos y otros dirigentes cercanos suman un número suficiente de congresales para torcer una elección de nueva jefatura para Azopardo 802. Las asperezas entre ambos surgidas en el último tiempo pueden incluso derivar en una vuelta de tuerca a la pulseada por una futura conducción renovada de la central o incluso producir una fractura más amplia de lo previsto con el surgimiento de varios sellos paralelos.
Un capítulo clave de la disputa quedó a la vista a fin de año. El 26 de diciembre uno de los «independientes», Gerardo Martínez (albañiles, UOCRA) fue anfitrión de un encuentro con la participación de dos líderes históricos como Moyano y Luis Barrionuevo y sus delegados en el triunvirato de la CGT, Juan Carlos Schmid y Carlos Acuña, respectivamente, junto a los referentes del transporte de pasajeros Roberto Fernández (colectiveros, UTA) y Omar Maturano (maquinistas de La Fraternidad). Los «gordos» Héctor Daer, Carlos West Ocampo (ambos de Sanidad) y Armando Cavalieri (Comercio) tomaron aquella convocatoria como una suerte de traición de sus históricos aliados (estaba el otro «independiente» Andrés Rodríguez, de los estatales de UPCN).
Recién tres semanas después los «gordos» supieron hasta dónde había llegado el acuerdo que intentaron sus hasta hacía poco aliados con Moyano y Barrionuevo: durante la cumbre que organizó el gastronómico en Mar del Plata (cuando todavía parecía dispuesto a marchar junto al camionero) trascendieron acuerdos de nuevos repartos de fondos para las entidades de salud de los gremios a espaldas de los líderes de los grandes sindicatos. Uno de ellos había permitido, meses antes y en un silencio inusual para la interna de la CGT, que el portuario Schmid recibiera la autorización oficial para montar su propia obra social.
En agosto de 2017, cuando todavía estaba al frente de la Superintendencia de Servicios de Salud Luis Scervino, un hombre ligado al «independiente» José Luis Lingeri, quedó inscripta con el número de expediente 1-2870-6 la Obra Social del Personal de Dragado y Balizamiento. Para los «gordos» había sido una gestión de Lingeri y Gerardo Martínez para estrechar lazos con Moyano y su sector en un eventual Congreso de renovación de autoridades de la CGT.
Desde entonces, y aunque la alianza de los «independientes» con el camionero y el gastronómico no prosperó, el vínculo con los «gordos» se enfrío y sembró incertidumbres en el espacio que daba por sentado que contaba con una mayoría amplia para construir una nueva CGT, incluso sin Moyano. Tanto Lingeri y Martínez como Daer y Cavalieri volvieron a trabajar en equipo en las últimas semanas con el nuevo superintendente de Salud, Sandro Taricco, para negociar un rebalanceo de los subsidios que el Estado distribuye entre las obras sociales, aunque la desconfianza se mantiene.
La discusión con el funcionario pasa por el alegado propósito del Ejecutivo de eliminar o reducir un subsidio de mil millones de pesos mensuales llamado SUMA y que los sindicalistas intentan compensar con otros desembolsos. La fórmula para el rebalanceo es un nuevo factor de discordancia con la administración de Mauricio Macri como entre los propios dirigentes. El jueves pasado Lingeri y técnicos de las obras sociales más relevantes tuvieron un nuevo encuentro con Taricco y para los próximos días se prevé una reunión pero a nivel de ministros, con Jorge Triaca (Trabajo) y Adolfo Rubinstein (Salud) con los dirigentes sindicales más dialoguistas.
Fuente: ambito.com