Envalentonado por el reciente resultado electoral, Macri presentó en general su plan de reformas. En lo fiscal pidió ajuste a los gobernadores, sostuvo que el sistema jubilatorio no es sustentable y adelantó reformas judiciales.
No dijo “achicar el Estado para agrandar la Nación”. Ya quedó viejo. Tampoco usó la metáfora de “cirugía mayor sin anestesia”. También es de otro tiempo. Ante un público de gobernadores, empresarios, sindicalistas, jefes parlamentarios, jueces y rectores de universidades, el presidente Mauricio Macri sostuvo que su Gobierno entra en una etapa de “reformismo permanente” tras la victoria electoral. Delineó tres ejes ante el oído atento de los enviados del FMI, quienes en la visita que realizaron el año pasado dejaron como recomendación una reforma muy parecida –en algún punto, casi textual– a la presentada ayer. Macri planteó el eje fiscal, en el que reclamó un mayor ajuste de las cuentas a los gobernadores; el laboral, en el que anunció a los sindicalistas que se avanzará contra la “industria del juicio”, y en rediscutir el sistema jubilatorio que “no es sustentable”; y el eje institucional, en el que Macri hizo eje en las reformas judiciales. También se quejó de la cantidad de empleados que tiene el Congreso, las legislaturas provinciales y advirtió que hay demasiados sindicatos y demasiadas universidades públicas.
La puesta en escena reflejó la acumulación de poder del Presidente, fortalecido luego de las últimas elecciones: prácticamente todos los gobernadores asistieron, así como la mayoría de los jefes de bloque, empresarios, sindicalistas y las autoridades de la Corte Suprema. Frente a este auditorio selecto –y lejos de las protestas de los movimientos sociales– Macri le dio forma a lo que está por venir. A diferencia de otras veces, no leyó (había teleprompter) y, pese a que hubo duras críticas al Poder Judicial, siempre se mantuvo en un tono pausado y cordial.
El Presidente comenzó con un homenaje a Raúl Alfonsín (por el que recibió los primeros aplausos) y luego recordó el resultado electoral, por si se le había pasado a alguno de los presentes. Antes de delinear las reformas, que dividió en tres ejes, Macri se atajó ante la idea de que se viene un mayor ajuste. “No se trata de sacar o de ajustar sino de ceder en algo para recuperar el conjunto”, sostuvo antes de presentar “una agenda de reforma permanente”. Enumeró tres ejes generales (las letra chica estará en las próximas semanas): “El primero es sobre la responsabilidad fiscal, la inflación y los impuestos, no podemos gastar más de lo que recaudamos, y esto lo digo en todos los niveles del Estado”, sostuvo mientras los gobernadores lo miraban con seriedad. Asistieron prácticamente todos, excepto Sergio Uñac, de San Juan, y Claudia Ledesma, de Santiago del Estero. “Debemos reducir la carga tributaria, con una relación cooperativa entre Nación y provincias”, les indicó Macri. El próximo encuentro con los 24 gobernadores será el jueves 9 de noviembre.
“El segundo eje es favorecer el empleo. Avancemos hacia un esquema de reglas de juego que fomenten el empleo privado, formal”, advirtió ante los sindicatos y empresarios. Lo escuchaba el triunvirato que conduce la CGT, además de Francisco “Barba” Gutiérrez, Omar Viviani (taxistas), Antonio Caló (UOM) y Andrés Rodríguez (UPCN). Por los empresarios, estaban los representantes de los bancos, la UIA, de la Construcción, el presidente de la Sociedad Rural, Luis Miguel Etchevehere, y el CEO del Grupo Clarín, Héctor Magnetto.
Por último, Macri sostuvo que habría reformas en la línea de “la República y la calidad institucional” y remarcó que “esto incluye reformas en la Justicia, en el sistema electoral y en iniciar un camino de transparencia e integridad para prevenir y castigar a la corrupción”. Al Poder Judicial le dedicó una buena parte de sus críticas ante la cara de poker del presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, y la vicepresidenta Elena Highton de Nolasco. Cada parte del discurso tenía un destinatario específico.
A los gobernadores
“No podemos seguir gastando más de lo que nos ingresa, tenemos que comprometernos al equilibrio fiscal en todos los niveles de gobierno, acordar un camino entre Nación y las provincias para acercarnos lo más posible al superávit de las cuentas públicas”, les advirtió a los gobernadores. Y sentenció: “Esto no es negociable”. También les señaló que deberán resignar impuestos provinciales. “Tenemos que desandar juntos la escalada de impuestos que Nación, provincia y municipio hicieron los últimos años”, indicó Macri, quien adelantó que mañana el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, presentará una reforma tributaria (ver página 4).
También anunció que comenzará a trabajar una comisión para reformar el sistema jubilatorio. “Tenemos que pensar una conversación adulta y honesta sobre nuestro sistema de jubilaciones y pensiones”, sostuvo Macri, quien advirtió que actualmente el sistema previsional “no es sustentable”. “A mi entender no debería haber jubilaciones de privilegios, ni regímenes especiales, que por ejemplo habiliten sin justificación a que algunos se jubilen a las 40 o los 50 años, mientras otros tienen que trabajar hasta los 65”, indicó. Macri aclaró que “el sistema seguirá siendo universal, público, solidario y de reparto”. Mientras se debate la nueva ley, Macri dijo que van a presentar “propuestas para la transición”. No aclaró cuales serán.
Sobre el endeudamiento, les preguntó a los gobernadores: “¿Qué madre o qué padre pueden dejarles a sus hijos deudas y problemas? No nos gusta endeudarnos, pero mentirnos, emitiendo dinero sin respaldo y generando inflación”, sostuvo Macri, cuyo gobierno llegó a colocar un bono a 100 años. En el Ministerio del Interior sostuvieron que la recepción del discurso por parte de los gobernadores fue “positiva”. Algunos, no obstante, indicaron que querían ver “la letra chica”.
A los sindicatos
“En los próximos días vamos presentar algunas iniciativas que venimos conversando con los representantes del trabajo”, indicó Macri, sobre el blanqueo laboral que viene negociando la CGT con el ministro de Trabajo, Jorge Triaca. También les advirtió: “Vamos a seguir combatiendo los excesos en la litigiosidad laboral. La mafia de los juicios laborales es uno de los principales enemigos de la creación de trabajo en nuestro país”. Por los avances sobre los derechos laborales, el Gobierno argentino debió responder ante la CIDH la semana pasada. Macri aprovechó para reclamarle a los gobernadores que adhieran a la ley nacional de ART. “No podemos pedirles a nuestras empresas que compitan en el mundo si no cuentan con las condiciones para hacerlo”, remarcó.
No fue el único momento en el que le dejó advertencias a los sindicalistas. También apuntó a sus obras sociales: “En Argentina hay 280, de las cuales sólo 40 representan el 70 por ciento de los trabajadores. Esto quiere decir que hay 240 obras sociales que sólo representan el 30 por ciento. Esta cantidad llama la atención”. Sostuvo también que pasa “algo similar con los sindicatos”. “No puede ser que haya más de 3 mil en la Argentina y sólo 600 firmen paritarias anualmente”, sostuvo.
A los jueces
Por último, Macri dedicó varias críticas al Poder Judicial. No lo anunció, pero el ministro de Justicia, Germán Garavano, confirmó ayer que, pese a la renuncia de la procuradora Alejandra Gils Carbó, se avanzará en una reforma del Ministerio Público Fiscal. Y también del Consejo de la Magistratura. A los dos les apuntó el presidente: “En el ministerio Público Fiscal se contrataron 1.100 personas. No quieran saber los sueldos”. Sobre el Consejo de la Magistratura dijo que “el número de consejeros creció casi un 140 por ciento en diez años”. Llegó a afirmar que hay “empleados de ordenanza, cuya función es servir café o llevar expedientes, que tienen sueldos arriba de 100 mil pesos por mes”. Cuestionó las licencias en el Poder Judicial y que trabajen solo hasta el mediodía. También criticó la feria judicial.
El presidente dio otros ejemplos estratégicamente elegidos de “rincones y recovecos donde funcionarios de todos los gobiernos, en todos los niveles, logran ubicar amigos, parientes”. Sostuvo que en la Biblioteca del Congreso hay 1700 empleados mientras que la de Chile tiene solo 250. “Estas estafas se tienen que terminar. No hay más lugar para esto”, sentenció Macri. Igual trato recibieron las legislaturas provinciales (“hay legisladores que tienen 80 empleados”) y las universidades públicas: “El número de universidades aumentó en promedio de más del 30 por ciento, pero la matrícula de estudiantes sólo el 13 por ciento. Claramente esos incrementos no se correlacionan con la tasa de graduación, que es una de las más bajas del mundo”, aseveró.
Curiosamente, todos los ejemplos culminaban con un planteo de que “cada uno desde su lugar puede contribuir a reducir el gasto público”. “Tenemos que trazar una línea de austeridad para lo que viene –recomendó Macri– Queremos acabar con los privilegios que salvan a unos pocos, mientras tantos argentinos padecen la pobreza y la desigualdad”. Por suerte, al comienzo, había aclarado que no se trataba de ajustar.
Fuente: pagina12.com.ar