Hoy estarán disponibles los nueve episodios de la segunda temporada de la serie fenómeno de Netflix
Dos cucharadas llenas hasta el borde de las novelas de Stephen King, un litro de las películas de Steven Spielberg, un chorrito del juego de rol Calabozos y Dragones, uno de Poltergeist, uno de Cuenta conmigo y cuatro pizcas del cine de John Carpenter. Agitar fuerte y filmar. La fórmula de nostalgia ochentosa creada por los hermanos Matt y Ross Duffer para la primera temporada de Stranger Things podría haber sido uno más de los intentos de Hollywood por satisfacer de modo rápido y sencillo al siempre ávido público amante de los géneros. Sin embargo, la alquimia resultó en un éxito tan rotundo como globalizado. En una serie de Netflix que atrapó hasta al más cínico de los espectadores. Esos que hoy, gracias al estreno de la segunda temporada, se reencontrarán con Will (Noah Schnapp), Mike (Finn Wolfhard), Dustin (Gaten Matarazzo), Lucas (Caleb McLaughlin) y Eleven (Millie Bobby Brown), por supuesto.
Con Stranger Things, el mismo servicio de streaming que cosechaba premios y atrapaba al público adulto con ciclos como House of Cards y Orange is the New Black se transformó en un faro de los contenidos para toda la familia. Aquellos ocho primeros episodios que le guiñaban el ojo a toda una generación que creció con E.T., Indiana Jones, Los Goonies y Gremlins se volvieron una obsesión mundial, lo mismo que sus jóvenes protagonistas, las estrellas más solicitadas del Hollywood actual.
Y claro, apenas la suficiente cantidad de gente vio la primera temporada, un relato atrapante, entretenido, sensible y bastante más que la suma de sus homenajes, dos preguntas cargadas con iguales dosis de ansiedad empezaron a dar la vuelta al planeta. La primera era más bien práctica: ¿Cuanto habría que esperar para ver la segunda temporada? La respuesta: quince meses y algunos agónicos días. La segunda duda fue y aun es bastante más complicada de despejar. A saber: Después del impacto de los primeros ocho episodios, ¿podría la segunda temporada repetir el efecto? ¿O, por el contrario, confirmaría aquello de que segundas partes nunca fueron buenas? Según los hermanos Duffer, creadores de la serie que pasaron de ilustres desconocidos escribiendo sobre sus objetos culturales preferidos desde el living de su casa a nuevos reyes Midas de la TV, los espectadores de la ficción no fueron los únicos en temerle al efecto secuela. Es que desde que comenzaron a hablar con los productores de Netflix sobre la continuación del cuento sobre los valientes chicos de Hawkins, Indiana, luchando contra las fuerzas del temible universo paralelo conocido como el Upside Down, los guionistas insistían con que más que una segunda temporad lo que ellos estaban escribiendo era una segunda parte. Nueve capítulos-uno más que en la primera entrega-, que hasta llevan un título acorde: Stranger Things 2. «Cuando empezamos a explicar el concepto de la secuela, en Netflix nos plantearon que tal vez no era la mejor idea porque las segundas partes tienden a ser malas. Y aunque eso puede ser verdad en algunos casos lo contrario ocurre con Terminator 2, Aliens: el regreso, Toy Story 2 y El padrino II», explicaba Matt Duffer, en una entrevista en la que tanto él como su hermano hablaban de los nuevos capítulos sin revelar casi nada.
«Queremos que la gente debata sobre cuál de las dos temporadas es mejor. Queremos el mismo debate que tuvo Toy Story», decían los creadores en plena campaña de promoción y la referencia a la joya de Pixar no parece ser casual. Todo lo contrario. Es que a diferencia de la primera temporada en la que los Duffer dirigieron seis de sus ocho episodios ahora las tareas de realización se repartieron un poco más y así además de Shawn Levy, director de las películas de Una noche en el museo y Gigantes de acero, entre otras, se sumó detrás de las cámaras Andrew Stanton, guionista de maravillas como Wall-E y si, también de Toy Story y su perfecta secuela.
«Hoy, por como funciona la industria del cine, las películas que resultan de ella tienden al cinismo o a cierta ironía. En cambio las historias con las que crecimos no eran ningunda de las dos cosas. Por eso muchas de las cosas a las que hacemos referencia en el programa son sinceras y francas. Hasta Stephen King que es el maestro del horror escribe sobre personas malignas y horribles en sus historias pero al mismo tiempo en ellas siempre hay gente de buen corazón cuya bondad es lo que ayuda a vencer al mal. Así que queríamos escribir algo así para la TV, especialmente porque ahora está poblada de antihéroes. Nuestro objetivo era hacer un programa sobre personas buenas, amables y generosas», describían los hermanos explicando las razones del éxito de su serie, una receta simple y univeral que incluye al poder de la amistad y el amor maternal, temas que en la segunda temporada se profundizan con una mezcla de familiaridad-con los personajes, la puesta en escena y hasta la música-y descubrimiento, un sentido de asombre y novedad por lo que puede pasar y aun no conocemos.
Todo comienza a poco menos de un año de los sucesos retratados en la primera temporada. Es octubre de 1984 y el cuarteto de amigos original se prepara para celebrar Halloween. Después de lo que le sucedió el año anterior, Will parece estar sufriendo algún tipo de estrés postraumático que lo hace ver terroríficas imágenes del submundo en el que había sido secuestrado por el espeluznate Demogorgon. Claro que el chico no es el único que quedó traumatizado y no logra recuperarse de todo lo vivido.
Su mamá, Joy, (Winona Ryder), intenta aparentar una tranquilidad que no siente, lo sobreprotege más que nunca y cada vez que suena el teléfono revive la desesperación de tratar de comunicarse con su hijo perdido. Mientras tanto, Mike, el líder del grupo ya no es el de antes. El hecho de no saber qué pasó con Eleven, si murió o está viva, de este lado o el otro además de su creciente adolescencia lo volvieron irascible, apenas la sombre de aquel intrépido chico que se animó a, literalmente. darle vuelta al mundo por sus amigos.
Los otros dos mosqueteros, Dustin y Lucas intentan mantener cierta normalidad y seguir siendo niños un rato más. Entusiasmados por la llegada de Halloween se disfrazan de los Cazafantasmas y no entienden porque el resto de sus compañeros de clase no hicieron lo mismo. «El año pasado se disfrazaron todos», dicen desconcertados en el segundo episodio de la segunda temporada. Aunque pronto ellos mismos empezarán a crecer de golpe cuando conozcan a Max (Sadie Sink), una nueva estudiante llegada desde California con su medio hermanos Billy (Dacre Montgomery), una especie de clon maldito del personaje de Rob Lowe-también llamado Billy- en El primer año del resto de nuestras vidas, una gran película estrenada en 1985 sobre el fin de una era y el dolor de animarse a crecer. Y mientras el dúo de hermanos cambiará la dinámica en la escuela y entre el grupo de amigos, también afectará el vínculo entre Nancy (Natalia Dyer), Steve (Joe Keery) y Jonathan (Charlie Heaton).
Apenas recuperados de todo lo sucedido y todavía en pleno duelo por la muerte de Barb ocurrida en el mundo paralelo, una tragedia que deben mantener en secreto aun para los padres de la chica, los tres adolescentes mayores no la están pasando bien y a medida que avance la temporada la pasarán cada vez peor.
Al menos eso es lo que indican los extraños fenómenos que empieza a investigar Jim Hopper (David Harbour), cuando los agricultores de la zona empiezan a aparecer en la comisaria para pedir que investigue quién está contaminando todas las cosechas. Con muchas cosas que esconder y más sospechas que certezas, Hopper sí sabe que como sucedió antes, el origen de todos los males de Hawkins reside en los laboratorios gubernamentales en los que Eleven fue criada y dónde se produjo la brecha entre este mundo y su terrorifico espejo.
Allí, un nuevo director interpretado por Paul Reiser ensaya una cara amable, muy diferente a la de sus antecesores pero bastante menos sincera. La incorporación del actor conocido por la sitcom Mad About You podría resultar sorprendente si no fuera que el intérprete también aparece en Aliens: el regreso (1986), una de las películas que los hermanos Duffer siempre enumeran entre sus inspiraciones favoritas. Claro que Reiser no es el único homenaje viviente entre las incorporaciones del elenco. Como el dulce y, en principio, ingenuo novio de Joyce aparece Sean Astin que además de haber sido el perfecto Sam en la trilogía de El señor de los anillos fue también Mikey, el más aventurero de los Goonies en Los Gonnies.
Además del nostálgico elenco Stranger Things 2 tiene un nuevo corazón. Si en la primera temporada ese lugar era compartido por Mike y Eleven, un dúo tan tierno como decidido, ahora ese rol lo ocupa Will. La trama ahora se centra en sus experiencias, en su sufrimiento, un personaje entre dos mundos que gracias a la interpretación de Schnapp (cuyo parecido con Ryder, su mamá de la ficción es impactante) reconfirma que parte del secreto del enorme e inesperado éxito de la serie reside en el casting. Después de todo los actores que interpretan a Mike, Will, Dustin, Lucas y Eleven son, en gran medida, los que consiguieron que esta historia de pérdidas dolorosas, angustiosas ausencias e intenso trauma salpicado de referencias ochentosas fuera la serie ideal para hacer maratones en familia.
Fuente: lanacion.com