La CGT exhibió ayer su mayor cohesión interna de los últimos años sin un objetivo definido. El Comité Central Confederal, un órgano que en la jerga se presenta como «el parlamento de los trabajadores» y que tiene un historial asociado a planes de lucha, se reunió con asistencia casi perfecta sólo para validar la reanudación del diálogo con el Gobierno para negociar una serie de reformas en la legislación laboral de alcance incierto. La única ausencia sin aviso fue la de Hugo Moyano, que sin oponerse a la convocatoria hizo saber que mantendrá sus gestiones a solas con la administración de Mauricio Macri sin pasar por la estructura de la central obrera.
El encuentro, en el sindicato de maquinistas de trenes La Fraternidad, volvió a darle protagonismo al triunvirato de líderes integrado por Héctor Daer, Juan Carlos Schmid y Carlos Acuña para sostener las tratativas con el Ejecutivo bajo la premisa, declarada por ambas partes, de no abordar una reforma integral como la brasileña. En cambio, ayer la jefatura obtuvo aval para avanzar sobre cuatro tópicos: un blanqueo laboral; el relanzamiento de las pasantías; la creación de una agencia para limitar los juicios contra las obras sociales, y un monitoreo sobre las intervenciones a gremios.
Anoche en Camioneros confirmaron que su líder optó por no concurrir, al igual que su hijo y lugarteniente, Pablo Moyano, pese a que Schmid había dicho que la deliberación de ayer contaba con el aval formal del sindicato. En el gremio explicaron que el exjefe de la CGT prefirió reservarse sus habituales resortes de negociación con el Gobierno y no quedar asociado a eventuales acuerdos de cúpula que pudiesen ser interpretados como lesivos de derechos laborales.
Por lo demás la concurrencia fue casi perfecta. Además del trío hubo representación de los «independientes» de gremios oficialistas, de los «gordos» de los grandes sindicatos de servicios, de las organizaciones del transporte, y de los aliados de Moyano pese a la ausencia del referente. También asistieron los miembros de grupos disidentes que no integran el Consejo Directivo como el Movimiento de Acción Sindical Argentino (MASA), que orienta el taxista Omar Viviani, y la Corriente Federal, que tiene como cabeza visible al bancario Sergio Palazzo. Ambos grupos coincidieron en dar su aval a las negociaciones del triunvirato pero pidieron, en caso de fracasar las tratativas, un plan de acción tras las elecciones.
De los grupos internos sólo quedó al margen las 62 Organizaciones, que lideró hasta su muerte Gerónimo Venegas, que objeta el triunvirato pero en los últimos días se comprometió a reintegrarse a la estructura una vez superados los comicios.
El consenso de ayer -no hubo moción ni votación- giró en torno de postulados por la negativa. La dirigencia blanqueó que discutirá con el Gobierno bajo la premisa de no alterar el sistema de convenios colectivos, la ley de Contrato de Trabajo ni el modelo sindical, reseñó Daer. El gremialista de Sanidad dijo además que la CGT sostendrá «una postura crítica sobre un modelo económico que permanentemente no da resultados». De paso, recordó que las obras sociales sindicales «no recibieron un peso» del acuerdo alcanzado el año pasado con el propio Macri para la redistribución de un fondo acumulado de más de 30 mil millones de pesos durante la gestión anterior.
En tanto, sobrevoló en el Confederal el fantasma de la detención del sindicalista platense Juan Pablo «Pata» Medina. Los oradores y los participantes se despegaron del denunciado. Schmid, de todos modos, replicó al jefe de Estado que «no existe una mafia sindical». Y Daer dijo que a partir de las denuncias «hay una sobreactuación» que pretende involucrar al gremialismo en actos ilegales.
Fuente: ambito.com