La Cámara Federal desestimó la denuncia de Nisman contra Cristina

«La prueba no existe. Las cosas fueron exactamente opuestas a las invocadas”, sostuvieron los jueces Freiler y Ballestero. Cargaron contra las escuchas: «Simularon demostrar la hipótesis» del delito. Farah votó por investigar.

La Sala I de la Cámara Federal ratificó por mayoría el fallo del juez Daniel Rafecas y desestimó la denuncia contra la presidenta Cristina Fernández de urdir presuntamente un plan desde el gobierno nacional para desvincular a los acusados iraníes por el atentado a la AMIA. De alguna manera, los camaristas pusieron fin a la discusión sobre la validez jurídica de la denuncia del fiscal Alberto Nisman, aunque la instancia de la Cámara de Casación será el siguiente paso si es que media una apelación de la fiscalía. «La prueba no existe. Las cosas fueron exactamente opuestas a las invocadas», sostuvieron en su fallo los jueces Eduardo Freiler y Jorge Ballestero, quienes fueron duros con la presentación del fallecido ex titular de la UFI AMIA a la que no le asignaron el menor valor probatorio. En disidencia, Eduardo Farah postuló que debía iniciarse una investigación para despejar los interrogantes que el escrito planteaba.
Como adelantó Tiempo, los camaristas no demoraron el fallo tras recibir la semana pasada los argumentos de las partes sobre el cierre de la causa que involucraba también al canciller Héctor Timerman, y a otros dirigentes, ante la apelación del fiscal general Germán Moldes. Pasadas las 13, iniciaron la reunión de acuerdo y poco más de dos horas después, la sentencia fue dada a conocer con posiciones que dejaron entrever una clara división en el criterio del tribunal. «El Memorándum fue, a los ojos de esta Alzada, inconstitucional, mas no la canalización de un acto criminal», fue una de las primeras conclusiones de Ballestero al desestimar la denuncia y ratificar lo actuado por Rafecas. El camarista analizó el escrito de Nisman desde el punto de vista conceptual y fue lapidario en sus observaciones. A su voto adhirió Freiler en un enfoque más técnico, mientras que Farah se limitó a sostener lo argumentado por Moldes y por el fiscal de primera instancia Gerardo Pollicita, y aprovechó para deslizar sus propias opiniones sobre aspectos de la denuncia que le generaron interrogantes.

SIN PRUEBAS. Ballestero dedicó un buen tramo a explicar que nada de lo denunciado por Nisman había sido advertido por ninguno de los actores durante la discusión por la constitucionalidad del Memorando de Entendimiento con Irán, a través de cuyo texto –se suponía– se encerraba la maniobra de encubrimiento. La creación de la Comisión de la Verdad y el cese de las alertas rojas de Interpol sobre los acusados fueron los ejes del impulso que dio Pollicita y la matriz de la denuncia que presentó Nisman. Para los jueces, ninguno de estos supuestos existió. Ballestero se dedicó a despanzurrar los ejes en los que se apoyó y descartó que hubiera «nuevas pruebas» a excepción de una nota periodística de 2011, y las escuchas telefónicas.
«Coetáneamente al inicio de las negociaciones que Nisman definió como ilícitas, dos años antes de la firma del Memorándum y cuatro de la formulación de esta denuncia, ya existía una de las pruebas del delito que nunca fue anoticiado», ironizó el camarista. Allí puso de relieve el contrasentido de que Nisman hubiera recibido –según la documentación– el resultado de las escuchas por parte de la SIDE de forma inmediata sin relacionarlas con ningún delito mientras se tramitaba el tratado con Irán en la justicia. De ellas, destacó que los «términos poco contundentes» de lo que aportan como indicios y la forma en que fueron concatenados en el escrito apuntaban a hilvanar una hipótesis que no se corroboraba, colocándolas en contexto y de manera completa. En síntesis, el resultado de las escuchas fue manipulado para sostener el argumento ya que «nada allí aludía a las notificaciones rojas». «Qué valor pueden tener comunicaciones telefónicas en las que los interlocutores describen formar parte de un ámbito de acceso restringido, de toma de decisiones, de una fabulada idea de ser operadores sin poder de convicción», justificó.

«SUSPICACIAS». Sobre la supuesta vinculación en la planificación de esta maniobra atribuida por Nisman a la presidenta, su canciller y el diputado Andrés Larroque, que no aparecen más que por referencias de terceros en las escuchas, los camaristas fueron contundentes. «Nada resta por señalar respecto de los otros tres imputados cuando ninguna de las escuchas telefónicas los tiene como actores, y cuando ninguna de las probanzas e imputaciones logra demostrar la menor vinculación con los hechos denunciados que, como se dijo, no provenga de los actos oficiales relativos a la negociación, suscripción y aprobación del Memorándum inconstitucional, mas no criminal».
«Inferencias versus declaraciones; suspicacias versus documentos; especulaciones versus acontecimientos. La balanza, sin lugar a dudas, no se inclina de modo provechoso al éxito de la denuncia», fustigó Ballestero que consideró «sesgado» el enfoque de Pollicita para impulsar la causa. «El acusador no brinda un solo dato por el cual pueda deducirse que alguien del gobierno argentino, o incluso iraní, hubiese ejercido algún acto destinado a forzar la activación de esa facultad del Secretario General de Interpol» para lograr la caída de las alertas rojas, apuntó. El juez cargó contra Nisman en un serio reproche. «La denuncia va extrapolando distintos pasajes de una conversación para, puntos suspensivos mediante, engarzar del modo más conveniente su contenido, sin importar su hora ni su fecha como si (…) uno pudiera ir armando la crónica escogiendo la escucha que se desea poner a continuación», dijo, con una referencia concreta a los libros de la serie «Elige tu propia aventura».

CONTRA MOLDES. Ballestero concluyó que el Memorando «pudo ser un fracaso para la diplomacia argentina» pero de allí a que forme parte de un «maquiavélico plan por encubrir» a los acusados por el atentado a la AMIA, «existe un abismo». También apuntó contra Moldes, quien quedó en una posición incómoda con la contundencia del fallo por su pública defensa de la denuncia y por haberla sostenido ante la Cámara. «Sin hacerse cargo –señala su fallo– de la orfandad probatoria» cuyo enfoque generaría mantener la causa abierta hasta que se recolecten pruebas «en algún momento». «Las únicas probanzas que aquí han podido reunirse con un viso de seriedad son aquellas que desafiaron los términos de la denuncia al demostrar que las cosas fueron exactamente opuestas a las invocadas». Al adherir con su voto, Freiler dejó flotando una pregunta: «¿Cuál es el motivo que llevó a Nisman a formular su denuncia en este momento? Ninguno de los elementos de juicio a los que hace referencia en su presentación resulta novedoso: ni el texto del Memorándum, ni la nota periodística publicada por el fallecido José «Pepe» Eliaschev –que data de hace varios años–, ni aún las escuchas telefónicas». Dejó entrever una suerte de intencionalidad en el fiscal: «Los elementos incorporados resultan insuficientes para ameritar siquiera el inicio de una investigación penal», dijo al calificar la denuncia como «genérica» con intención de ser una «excursión de pesca». «Evidencia –agregó– una antojadiza concatenación de elementos que no revisten, en sí mismos, relevancia alguna pero son encadenados de forma tal que simulen demostrar la hipótesis”. «

Farah, el voto en disidencia

El voto en disidencia del camarista Eduardo Farah dejó la puerta abierta a la apelación que podrá interponer el fiscal Germán Moldes ante la Cámara de Casación, aunque con un destino incierto. Si el recurso llegara a ser sostenido por la fiscalía, no se registran antecedentes cercanos de apertura de investigaciones decididas por el máximo tribunal penal con dos fallos previos adversos. La objeción a sus colegas se centró en que el fallo del juez Daniel Rafecas fue «arbitrario» porque lo que planteó quien fuera fiscal de la causa AMIA, el fallecido Alberto Nisman, es «verosímil», tras lo cual sostuvo que «la falta de prueba del hecho denunciado no resulta una razón válida» para desestimarla. Sostuvo que lo dispuesto puso en peligro la obtención de pruebas pero, a su vez, enumeró los pedidos solicitados por Gerardo Pollicita. «Sin investigar nada al respecto, sólo queda espacio para la incertidumbre», fue el resumen de su postura, a lo que agregó una referencia a que «ya se perdió demasiado tiempo para instruir la causa como correspondía». Moldes tendrá ahora tres días hábiles para apelar a partir de su notificación.

Fuente: Tiempo Argentino

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