David Martínez, el caballo de Troya de Clarín

El vínculo con el Grupo Clarín se remonta a 2004, cuando el mexicano encabezó una compleja jugada de ajedrez que terminó con Fintech y Clarín al frente de Cablevisión. El desembarco en Telecom lo ubica una vez más a Martínez en un lugar clave.

El desembarco de Cablevisión en Telecom Argentina se remonta de algún modo al jueves 7 de noviembre de 2013. Ese día Telecom Italia comunicó que había llegado a un acuerdo para venderle la participación en su filial argentina al empresario mexicano David Martínez, titular de Fintech, controlante del 40 por ciento de Cablevisión. La ley de medios audiovisuales, desmembrada en diciembre de 2015 por el presidente Mauricio Macri, establecía entonces que los licenciatarios de servicios de comunicación audiovisual, como Cablevisión, no podían tener más del 10 por ciento de una firma de servicio público. Por eso Martínez aseguró que estaba dispuesto a vender sus acciones en Cablevisión para obtener luz verde del regulador. Por entonces, había tomado distancia del Grupo Clarín, que controlaba el otro 60 por ciento de la cablera, y se mostraba como un jugador independiente del multimedios, pero en el kirchnerismo nunca le terminaron de creer y si bien no rechazaron la compra, tampoco la aprobaron y el acuerdo estuvo a punto de caer. Algunos funcionarios veían a Martínez como un caballo de Troya de Clarín. La fusión entre Telecom y Cablevisión anunciada el viernes parece haberles dado la razón.

Fintech Advisory, fondo radicado en Delaware, ya tenía acciones sin derecho a voto de Telecom desde que participó como acreedor líder en la reestructuración de deuda que la compañía cerró en 2004. Sin embargo, cuando el 24 de septiembre de 2013 Telefónica de España informó que llegó a un acuerdo para incrementar de 46 a 66 por ciento su participación en Telco, sociedad controlante de Telecom Italia. El mexicano nacido en Monterrey se dio cuenta que esa era su oportunidad para pegar el zarpazo. El ingreso de Telefónica de España en Telecom Italia en 2007 había sido impugnado por el kirchnerismo, pero luego de una larga batalla judicial Telefónica y Telecom lograron que en agosto de 2010 se les autorizara la operación en el país a partir de un acuerdo que estaba sostenido con alfileres y que se basaba en la supuesta no intervención de Telefónica en las decisiones de Telecom Argentina. Cuando los españoles ampliaron su participación en Telecom Italia al 66 por ciento era muy difícil seguir sosteniendo esa ficción. Fue entonces cuando apareció Martínez.

El desembarco de Cablevisión en Telecom Argentina se remonta de algún modo al jueves 7 de noviembre de 2013. Ese día Telecom Italia comunicó que había llegado a un acuerdo para venderle la participación en su filial argentina al empresario mexicano David Martínez, titular de Fintech, controlante del 40 por ciento de Cablevisión. La ley de medios audiovisuales, desmembrada en diciembre de 2015 por el presidente Mauricio Macri, establecía entonces que los licenciatarios de servicios de comunicación audiovisual, como Cablevisión, no podían tener más del 10 por ciento de una firma de servicio público. Por eso Martínez aseguró que estaba dispuesto a vender sus acciones en Cablevisión para obtener luz verde del regulador. Por entonces, había tomado distancia del Grupo Clarín, que controlaba el otro 60 por ciento de la cablera, y se mostraba como un jugador independiente del multimedios, pero en el kirchnerismo nunca le terminaron de creer y si bien no rechazaron la compra, tampoco la aprobaron y el acuerdo estuvo a punto de caer. Algunos funcionarios veían a Martínez como un caballo de Troya de Clarín. La fusión entre Telecom y Cablevisión anunciada el viernes parece haberles dado la razón.

Fintech Advisory, fondo radicado en Delaware, ya tenía acciones sin derecho a voto de Telecom desde que participó como acreedor líder en la reestructuración de deuda que la compañía cerró en 2004. Sin embargo, cuando el 24 de septiembre de 2013 Telefónica de España informó que llegó a un acuerdo para incrementar de 46 a 66 por ciento su participación en Telco, sociedad controlante de Telecom Italia. El mexicano nacido en Monterrey se dio cuenta que esa era su oportunidad para pegar el zarpazo. El ingreso de Telefónica de España en Telecom Italia en 2007 había sido impugnado por el kirchnerismo, pero luego de una larga batalla judicial Telefónica y Telecom lograron que en agosto de 2010 se les autorizara la operación en el país a partir de un acuerdo que estaba sostenido con alfileres y que se basaba en la supuesta no intervención de Telefónica en las decisiones de Telecom Argentina. Cuando los españoles ampliaron su participación en Telecom Italia al 66 por ciento era muy difícil seguir sosteniendo esa ficción. Fue entonces cuando apareció Martínez.

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El titular de Fintech siguió de cerca ese cambio de fichas y se dio cuenta rápido de que el vínculo entre Telefónica y Telecom era insostenible en el país. En ese momento, se puso en contacto con los italianos y les hizo una oferta por Telecom Argentina. Este fondo de inversión se caracteriza por comprar empresas cuando están baratas, por el motivo que sea. Martínez sabía que en algún momento Telecom Italia sería presionada por la autoridad regulatoria argentina para desprenderse de su filial en el país, como había ocurrido antes de 2010. Además, tenía muy presente la deuda de casi 29 mil millones de euros que estaba poniendo en jaque la sustentabilidad de Telecom Italia. Entonces fue cuando les ofreció a los italianos 960 millones de dólares por sus acciones en Telecom Argentina, pese a que el valor de mercado de esas acciones estaba cerca de los 1400 millones de dólares. Los italianos aceptaron la oferta y dieron la orden de cerrar el acuerdo.

Pese a todos los gestos que hizo Martínez, el kirchnerismo no aprobó la operación y en octubre de 2014, cuando el trato estaba a punto de caer, el mexicano, que vive en Nueva York, ofreció modificar el acuerdo original para evitar el naufragio. La oferta siguió siendo de 960 millones de dólares, pero para lograr más tiempo se comprometió a poner 215,7 millones de dólares antes de fin de ese mes, cifra que se sumaba a los 113,7 millones que había puesto al inicio. Así consiguió que el plazo para poner los 630,6 millones restantes se extendiera hasta dos años y medio. Por lo tanto, había tiempo hasta abril de 2017 para cerrar el trato.

El triunfo de Mauricio Macri en las presidenciales de diciembre de 2015 cambió el escenario de manera radical. Macri no sólo derogó los artículos clave de la ley de medios audiovisuales puestos para frenar la concentración del mercado sino que en marzo de 2016 el directorio del Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom), organismo que reemplazó al AFSCA y donde el oficialismo controla 5 de sus 7 miembros, aprobó formalmente el acuerdo entre Fintech y Telecom Italia. A los pocos días, Martínez tomó el control de la telefónica y una de sus primeras decisiones fue nombrar a Mariano Ibáñez, ex CEO de Cablevisión, como presidente de Telecom Argentina. A los pocos meses, designó como CEO a Germán Vidal, un ejecutivo proveniente de la consultora especializada en selección de personal Korn Ferry, alguien que llegó principalmente con la misión de “ordenar” la firma antes de que aterrizara un nuevo socio.

PáginaI12 le preguntó a Vidal el 14 de julio del año pasado, en el evento de relanzamiento de la compañía ya bajo el control de Fintech, sobre una posible alianza estratégica con el Grupo Clarín. El ejecutivo se limitó a decir que iban a analizar cualquier alianza que sea conveniente para la empresa. Los rumores sobre un desembarco de Clarín en Telecom fueron creciendo cada vez más, hasta que finalmente el viernes anunciaron la fusión. Telecom absorberá a Cablevisión Holding, una empresa formalmente desvinculada del Grupo Clarín, pero con los mismos accionistas. Fintech concentrará el 41,27 por ciento de las acciones y Cablevisión el 33 por ciento. Fuentes cercanas a la operación insisten incluso hasta el día de hoy con que Martínez es un líbero que terminó negociando con el Grupo Clarín, pero podría haberlo hecho con el mexicano Carlos Slim, dueño de Claro. Sin embargo, Fintech y el Grupo Clarín tienen una larga historia en común que se remonta al ingreso del multimedios en Cablevisión.

El origen
El Grupo Clarín anunció la compra de acciones de Cablevisión, por entonces como accionista minoritario, el 12 de agosto de 2005, pero la negociación comenzó varios meses antes y David Martínez jugó un papel central, haciendo lo que mejor sabe y lo que más le gusta.

Cablevisión era controlada desde enero de 2000 por la estadounidense Liberty Media y el fondo de inversión texano Hicks, Muse, Tate & Furst (HMT&F), quienes se quedaron con el control de la empresa después de que Telefónica, Grupo República, Citibank y el propio HMT&F se repartieran los activos del CEI, un multimedios que rivalizó con el Grupo Clarín durante la década del 90 alentado por el presidente Carlos Menem. La salida de Telefónica de Cablevisión implicó la transferencia del 35,9 por ciento de las acciones a HMT&F. Sin embargo, Liberty Media, que poseía el 28,2 por ciento del paquete desde la época en que se llamaba TCI, presionó a Hicks para repartirse las acciones de la compañía de cable en partes iguales, operación que se concretó en abril de 2001.

Luego de la devaluación de 2002, Cablevisión entró en convocatoria de acreedores y entonces apareció la firma Fintech, que por entonces se estaba haciendo conocida en el país por comprar deuda de empresas en problemas e incluso títulos públicos en default. Entre 2002 y 2004, el fondo de inversión, al que la prensa calificaba cotidianamente como buitre, compró deudas bancarias y obligaciones negociables de Cablevisión a través de la sociedad Fintech Cable Ltd, radicada en las Islas Vírgenes británicas. La compra clave se conoció a comienzos de noviembre de 2004 cuando trascendió que Fintech se había quedado con las obligaciones negociables que poseía el fondo buitre Huff, esa adquisición fue fundamental para encaminar la reestructuración de deuda de Cablevisión. Fintech hizo la jugada en sintonía con Liberty Media, con quien había estado negociando entre junio y septiembre de 2004 y había firmado un acuerdo para quedarse con sus acciones en la empresa una vez concluido el acuerdo de reestructuración de deuda, que ofrecía una quita cercana al 70 por ciento.

El 17 de noviembre se 2004 se realizó la asamblea de accionistas y el Acuerdo Preventivo Extrajudicial logró el respaldo del 91,6 por ciento de los acreedores y del 99,9 por ciento del capital computable. Luego se concretó la transferencia de acciones. El 6 de enero de 2005 Liberty comunicó que había llegado a un acuerdo para venderle VLG Argentina LLC, controlante del 50 por ciento de Cablevisión, a Fintech Media, una compañía constituida en Delaware controlada por Fintech Advisory Inc. La compra se oficializó en marzo de ese año y supuso el desembolso de 65 millones de dólares. En el mercado se rumoreaba que Fintech había entrado para hacer una ganancia de corto plazo y que detrás podía venir el mexicano Carlos Slim. Sin embargo, terminó apareciendo el Grupo Clarín.

El 17 de marzo de 2005 Fintech informó que le había transferido el 50 por ciento de las acciones de VLG Argentina LLC a Vistone Ltd, de las Islas Vírgenes, y en agosto de 2005 el Grupo Clarín comunicó que se había quedado con las acciones de Vistone pasando a ser socio de Fintech en VLG. Finalmente, el 27 de septiembre de 2006 el Grupo Clarín se quedó con el 60 por ciento de Cablevisión y Fintech con el 40 por ciento restante luego de comprar la participación que tenía HM Capital (ex Hicks, Muse, Tate & Furst), como parte de una operación más amplia que incluyó también a Multicanal, la cablera que ya tenía el Grupo Clarín y que se fusionó con Cablevisión. Todo el proceso fue una compleja jugada de ajedrez comandada por David Martínez que terminó con Clarín al frente de Cablevisión.

El banquero Raúl Moneta buscó incluso impugnar la operación en la justicia a través de unos ejecutivos cercanos a su grupo. En la presentación aseguraron que el Acuerdo Preventivo Extrajudicial que había cerrado Cablevisión con sus acreedores debía ser anulado, lo que ponía en riesgo toda la ingeniería financiera que había terminado con el desembarco de Clarín y Fintech. Moneta argumentaba que Cablevisión había anunciado públicamente en mayo de 2004 que tenía un acuerdo con sus acreedores cuando todavía no lo tenía porque el fondo Huff se resistía a acordar. Al instalar públicamente que la reestructuración de deuda estaba encaminada, los acreedores más díscolos también se sumaron o vendieron la deuda y entonces sí se logró el respaldo necesario para cerrar la reestructuración. Moneta cuestionaba la jugada porque acusaba a HMT&F, uno de los accionistas de Cablevisión que le habían vendido su participación a Fintech y Clarín, de haber administrado mal sus fondos y reclamaba un porcentaje de Cablevisión. Si se confirmaba la salida de HMT&F esa posibilidad se esfumaba. Alejandra Gils Carbó, entonces fiscal general de la Cámara General de Apelaciones en lo Comercial, emitió un dictamen en abril de 2007 donde solicitaba que se rechace la homologación del acuerdo, pero en agosto de 2009 la Corte Suprema lo convalidó, cuando Cablevisión ya se había consolidado como la principal empresa de cable del país.

Fuente: pagina12.com.ar

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